No es la primera vez en que Bildu insta públicamente al PNV a reprobar las prácticas del alcalde de Errigoiti, el jelkide Iñaki Madariaga Otazua. Ayer, junteros vizcainos y ediles soberanistas en ese Ayuntamiento volvieron a solicitar al partido que preside Andoni Ortuzar en Bizkaia que retire la confianza que ha depositado en él, al tiempo que le exige que deje su cargo en manos de la formación.

Los trece años que lleva Madariaga Otazua al frente de la institución local han estado salpicados de actuaciones controvertidas y generadoras de tensión en esta pequeña localidad de Busturialdea. A pesar de ello, su partido mantuvo la confianza en él para encabezar la candidatura a los comicios municipales de mayo de 2011.

En esa cita con las urnas la candidatura jeltzale se impuso con 196 votos (4 ediles), seguida de Bildu con 138 (2 ediles) y SOS Errigoiti con 82 (1 edil). Antes y después del 22M, la coalición soberanista manifestó que el alcalde había traspasado «todos los límites que el sentido común establece en una democracia». Tan dura afirmación llegó avalada por la constatación de que había 32 falsos empadronamientos y que todos los inscritos irregularmente eran amigos del primer edil o de otros miembros del PNV.

«Varios empadronamientos se hicieron en el domicilio del propio alcalde; otros, en casas que ya no existen y alguno se hizo en viviendas que ya están alquiladas a terceras personas. En Bilbo, Gernika o Santurtzi, 32 votos no supondrán nada, pero en Errigoiti pueden llegar a ser más que suficientes para cambiar el color de la Alcaldía», explicaron ayer en rueda de prensa la juntera Idoye Errazti y la corporativa Begoña Uribarri.

La incertidumbre sobre la concurrencia o no de Bildu a la cita electoral impidió entonces acceder al censo. Una vez analizado y tras constatar nuevas irregularidades el mismo día de los comicios, de las que tomó nota la propia Ertzaintza, en octubre se interpuso una querella criminal contra Iñaki Madariaga por fraude electoral, por la que el lunes tendrá que declarar en el Juzgado de Gernika.

Errazti dijo que ser responsable de un delito electoral «es muy grave», aunque apostilló que es un ejemplo más de «la trayectoria oscura de Madariaga». Así, recordó que nada más llegar a la Alcaldía, en 1999, desalojó las viviendas sociales que el anterior alcalde había adjudicado a jóvenes del pueblo y, a partir de ahí, el oscurantismo ha primado en su modo de gobernar, negando información y cauces de participación a los vecinos y a la oposición.

Ante esa trayectoria, Bildu estima que el PNV no puede seguir callado. A la querella criminal por delito electoral que se tramita, hay que sumar una condena a un año de cárcel y una multa de 548 euros por atropellar, el 14 de marzo de 2010, a un vecino con su vehículo después de haberse enzarzado en una discusión con un grupo de personas que protestaba contra la construcción de la planta de biomasa.

«¿Hasta cuándo?», «¿Qué barbaridad más tiene que cometer Iñaki Madariaga para que el PNV le retire su confianza?», se preguntó Uribarri. Por ello, la coalición demanda a los jelkides que asuman su cuota de responsabilidad y actúen. «Es hora para retirar esa impunidad de la que Madariaga ha gozado ya durante tantos años», remarcaron antes de exigir expresamente su dimisión.

Bildu estima que Errigoiti y sus vecinos se merecen «un alcalde más limpio y una gestión más participativa», y el primer paso es acabar con los modos de gobierno de Madariaga Otazua y abrir un nuevo tiempo en beneficio de la localidad.