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SEGUNDA B

Adiós en el banquillo del Real Unión y en la presidencia del River

A.U. LASAGABASTER

Acabada la temporada regular en Segunda B, llega el momento de las valoraciones. Y también el de las despedidas.

Dos se produjeron ayer. El Real Unión hizo pública la marcha de Roberto Olabe, que no continuará al frente del equipo, pese a que su contrato expiraba en 2013. Comprensible, teniendo en cuenta no solo la pobre trayectoria del equipo, que no pudo certificar la permanencia hasta la última jornada, sino el mal ambiente generado en torno a la figura del técnico. El propio Olabe reconocía, en este sentido, el riesgo de que, si continuara en el banquillo, «la primera jornada de la próxima temporada se convirtiera en la 39ª de ésta. Y eso no iba a ser bueno para nadie».

Entiende el técnico la desilusión porque «no hemos tenido juego ni resultados. Yo sé lo que voy a aportar con mi trabajo, pero nunca el retorno de mi aportación. Y el retorno han sido resultados pobres y ambiente... bah, lo siguiente». Y es que han fallado varias de las premisas que Olabe marcaba un año atrás, en su llegada al club irundarra, y que recordaba ayer. «Hay que estar en sitios en que te quieren, en que aportas, en que ves que aportas y que se consiguen resultados. Es obvio que casi ninguna de esas cosas se han dado esta temporada», admitió el exguardameta que, pese a la desilusión deportiva, quiso destacar su «agradecimiento al día a día de toda la gente que he tenido alrededor. En todas las necesidades que he podido tener, a cualquier nivel, me he sentido tremendamente apoyado. Y siempre he dicho que he disfrutado muchísimo del día a día, pero que hemos estado francamente jodidos el fin de semana. Y es una mala relación. Si el día a día es bueno, pero el fin de semana no, algo no funciona».

Ricardo García, por su parte, agradeció «el trabajo y la profesionalidad», no solo de Olabe, sino de todo el cuerpo técnico y la plantilla. «Hemos tenido un capital humano que pocas veces he visto en el Real Unión», aseguró. Pero admitió que los resultados mandan y que al club le toca reiniciar el proyecto. Probablemente más modesto el de la próxima temporada, reconoció el presidente blanquinegro, que reconoció problemas de liquidez. «A día de hoy tenemos dos nóminas sin pagar, no voy a mentir, y esas cosas tampoco han ayudado, aunque pensamos pagar todo a 30 de junio», explicó.

Nuevo presidente

Diferente fue el ambiente en Las Llanas, donde se materializó el traspaso de poderes entre Pedro Mansilla, que un año después de acceder a la presidencia del Sestao River abandona el cargo por motivos de salud, y el que era su vicepresidente Alberto «Martxi» Lozano.

Mansilla se congratuló por haber conseguido sus dos principales objetivos, «mantenernos de una manera digna y poder presentar unas cuentas sin desviaciones e incluso con un pequeño superávit». «Con los pies en el suelo», asegura, pero más ambicioso se presenta Lozano, que aspira a «volver a convertir» al River en equipo de Segunda A. En un plazo más corto, aspira a mantener a Félix Sarriugarte al frente del equipo.

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