Preguntado por los planes de su Gabinete para los próximos meses y ante la convicción cada vez más extendida de que se va a producir un adelanto electoral, Patxi López declaró ayer en el Parlamento que la sociedad quiere soluciones y no elecciones. Una frase redonda y, paradójicamente, propia de una campaña electoral en la que, lo admita o no el lehendakari, ya están inmersos todos los grupos. Porque sin una mayoría estable en la Cámara, la legislatura tiene fecha de caducidad. Pero es también una frase que resume la actitud que el líder del PSE ha mantenido desde que se hizo cargo del Ejecutivo, pues tiene mucho de impostura y ninguna convicción.

López apela a la sociedad e interpreta sus deseos sin mostrar intención de preguntarle ni mucho menos de someter a su valoración el pacto de gobierno que le ha mantenido estos tres años en Ajuria Enea. Así, es cuando menos curioso que el mandatario autonómico peor valorado, que no ha tenido en ningún momento la aprobación de la ciudadanía, tal y como han dejado de manifiesto todas las encuestas, utilice a la sociedad como muleta para sostener su continuidad. Por supuesto que las ciudadanas y ciudadanos de la CAV quieren soluciones, pero eso no impide que deseen también que se celebren elecciones y, de hecho, probablemente muchos consideran que unos comicios darían solución a uno de los problemas de este país, como es la falta de legitimidad de una de sus principales instituciones.

La victoria de Rajoy y la ruptura del pacto entre el PP y el PSE han concedido a López un margen de actuación que no tenía cuando estaba obligado a seguir los dictados de Zapatero y Basagoiti le sometía a un estrecho marcaje. Con el PP lanzado en su carrera de reformas y recortes, y ya libre de ataduras, el lehendakari ha visto una oportunidad para dar la vuelta a los sondeos que auguran un batacazo a su partido. Pero no engaña a nadie, lo que está haciendo es pura campaña, aunque se escude en el interés de la sociedad.