México: síntomas de descomposición en una guerra fallida y sin rumbo contra el narcotráfico
La detención de tres generales mexicanos por presunta vinculación con los cárteles del narcotráfico pone de manifiesto la avanzada descomposición que las instituciones del Estado de México están sufriendo, particularmente desde que el presidente Calderón declarara la «guerra contra el narco». Estos hechos no son ajenos a la batalla de élites que libran el partido gobernante, PAN, y el aspirante PRI por la sucesión presidencial, que ha llegado hasta la cúpula castrense. Confirman, a su vez, la infiltración de los cárteles en las más altas esferas de poder, con las implicaciones que acarrea para la seguridad de la gente y la viabilidad del Estado mismo. Con sus fosas comunes, decapitaciones, ahorcamientos desde puentes y otras atrocidades -que ya superan la cifra de 50.000 muertos-, además de expandir un sentir generalizado de angustia y temor entre los mexicanos, la «guerra contra el narco» demuestra que es fallida y sin rumbo.
Al otro lado del río Bravo, EEUU -mayor mercado de drogas del mundo, la más grande lavadora de dinero negro del narcotráfico y el traficante de armas por excelencia- elude sus responsabilidades. Urge poner freno a su injerencia mortal. Para México, son sus muertos, no es su guerra.