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Tras la ruptura del pacto PP-PSE

Una cuestión de principios

Iñaki IRIONDO

En medio del temporal socio-económico que agita el velero a su capricho, y a la vista de que Basagoiti ha destrozado la bastarda que permitía dar impulso a la nave, el capitán Patxi López ha decidido atarse al timón y a la misión histórica de salvar el Estado del Bienestar (bueno, la Comunidad Autonómica del Bienestar) de los embates del Gobierno español. Aduce que la sociedad necesita soluciones y no elecciones.

López ha armado su discurso en base a los principios de la socialdemocracia (los mismos que olvidó Zapatero, por cierto), pero parece más útil abordar la cuestión de su continuidad sobre los principios de la democracia a secas o, si se prefiere, incluso de los principios, sin más. Y los principios son que el PSE no ganó las elecciones de 2009, quedándose a 80.000 votos y cinco escaños del PNV. Los principios son que es lehendakari gracias a los 13 parlamentarios del PP y al sistema electoral, porque los grupos que apoyaron la investidura de Juan José Ibarretxe sumaban más papeletas en las urnas, aunque López tuviera más escaños en la Cámara. Y no hemos hablado todavía de la exclusión de una parte sustancial de la ciudadanía que no está siquiera representada en ese Parlamento.

Esos fueron los principios, pero tres años después las cosas han cambiado. López no tiene el apoyo parlamentario que le llevó a Ajuria Enea y en las dos últimas ocasiones en las que la ciudadanía ha podido votar con todas las opciones en liza su partido ha quedado relegado a una tercera posición. De las encuestas, tanto las electorales como las de confianza, mejor ni hablar.

Así que el único principio que ahora aguanta a López en su sillón es el de «Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita».

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