Amparo LASHERAS Periodista
Euskal Herria-Torrejón-Lavapiés
El juicio de D3M y Askatasuna ha concluido y ahora solo queda el tiempo de espera hasta conocer la sentencia. Días de incertidumbre que al igual que mis compañeros y como imputada intentaré que transcurran lo mejor posible. Hoy, el tema no es el juicio. Políticamente ya se ha destacado y denunciado lo fundamental y necesario y eso es lo que permanece, lo que importa.
Sin embargo, falta algo por añadir sobre los agradables descubrimientos que surgen cuando menos se esperan y cambian la crónica ya escrita. El edificio de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares, calificado de alta seguridad, se encuentra en medio de un polígono industrial, cercano a Torrejón de Ardoz pero alejado del centro urbano, y que sin ser inhóspito produce una incomoda sensación de inadvertencia, de abandono o extravío premeditados. Antes que los autobuses, los amigos y la prensa llegaron ellos y ellas. Algunas, de Vallecas y Lavapiés, pertenecían al comité Euskal Herriko Lagunak, y otros, como los jóvenes de Torrejón de Ardoz, se presentaron como militantes de izquierdas dispuestos a ofrecernos su apoyo. Lo hemos tenido y, además, lo hemos disfrutado; alojamiento de confianza, compañía, información de sus realidades más cercanas, charlas públicas y buenos ratos de conversación y canciones compartidas. Momentos que hicieron de Torrejón o de Lavapiés un lugar de amigos, generoso y reivindicativo, con solidaridad de pueblo y de clase, donde el futuro y la lucha de Euskal Herria es mucho más que una noticia tergiversada.
Como escribí hace un tiempo, la «solidaridad siempre será un cielo abierto para ir y venir de un lado a otro». Estos días se ha parado en Torrejón.