Occidente sigue apoyando el plan de Annan a falta de alternativas creíbles
El alto el fuego entre las fuerzas leales a Bashar al-Assad y la oposición armada se ha demostrado inútil, pero las potencias occidentales siguen apoyando el plan de Kofi Annan ante la falta de otra alternativa, aunque temen el momento en el que se constate su fracaso. Las tropas sirias siguen, mientras, bombardeando el bastión rebelde de Rastan, y el jefe de los observadores admite que no pueden reducir la violencia en Siria.
GARA | DAMASCO
El enviado especial de Naciones Unidas y de la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan, tiene previsto viajar de nuevo al país árabe, aunque según su portavoz, Ahmad Fawzi, aún no se ha fijado una fecha definitiva. El anuncio coincidió con la ofensiva del Ejército sirio contra la ciudad de Rastan, bastión rebelde de la provincia de Homs, y con las cada vez mayores dudas sobre la efectividad del plan de Annan para detener la violencia.
Las violaciones del alto el fuego por parte tanto de las fuerzas leales a Bashar al-Assad como de la oposición armada son sistemáticas y casi diarias, pero las potencias occidentales se aferran al plan de paz de Annan a falta de un plan B para remplazar a la actual mediación, según reconocen diplomáticos.
El propio Annan señaló la semana pasada que «sé que muchos se preguntan qué va a pasar si el plan fracasa. Espero que alguien me explique qué otra cosa podemos hacer».
El embajador alemán ante la ONU, Peter Wittin, afirmó que «es la negativa del Gobierno sirio a implementar el plan de Annan la que provoca este círculo vicioso de violencia», pero la comunidad internacional sigue apoyándolo «al no haber alternativa creíble».
Los diplomáticos occidentales aseguran que Al-Assad no da signos de querer hablar con la oposición, que a su vez está demasiado dividida para negociar.
Rusia insiste en acusar a la oposición de querer su fracaso y de no tener intención de cumplir el plan por anunciar su disposición a acordar con varios países el suministro de armas a los rebeldes. «¿Para qué se necesitan esos acuerdos en el marco del cumplimiento del plan de Annan?», se preguntó Alexandr Lukashevich, portavoz del Ministerio ruso de Exteriores.
«Mucho más tiempo»
Occidente reconoce que poner fin a la violencia les está llevando a los observadores de la ONU «mucho más tiempo» del previsto y, además, les está poniendo en grave riesgo, ya que han sufrido varios ataques. «Nunca habíamos puesto a nuestros observadores en esa situación», señaló Edmond Mulet, subsecretario general para operaciones de mantenimiento de la paz, por lo que las potencias occidentales se están planteando no renovar el mandato de 90 días, que expira el 21 de julio.
Al término de ese plazo se esperan tensiones en el seno del Consejo de Seguridad, donde no se descarta que Rusia, principal aliado de Damasco, solicite una prórroga de la misión con el apoyo de China, India, Pakistán y Sudáfrica. EEUU, el Estado francés y Gran Bretaña, por su parte, no saben cómo poner fin a la misión. Incluso los estadounidenses, los más escépticos, no se atreven a anunciar el fracaso del plan de Annan.
Desde ayer, hay desplegados allí 260 de los 300 observadores previstos en la misión, un número que Turquía considera insuficiente y pide elevar hasta los «1.000, 2.000 o 3.000».
El jefe de la misión, el general noruego Robert Mood, aseguró ayer en Damasco que la presencia de los observadores en el país no garantiza la resolución de la violencia y que solo el diálogo puede solucionar la crisis siria.
Su despliegue tiene un «efecto calmante» sobre la violencia, pero esta continúa. Desde el comienzo de la misión se han reducido los bombardeos sobre las ciudades, pero siguen produciéndose. Es el caso del bastión rebelde de Rastan, que ayer continuaba siendo atacado por las tropas leales a Al-Assad que buscan tomar el control sobre la ciudad, en manos de la oposición armada desde hace meses. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos denunció «el silencio de los observadores que no hacen nada para detener el bombardeo continuo» sobre Rastan.
Fuentes opositoras informaron de que las fuerzas de seguridad del régimen dispararon de nuevo ayer contra los manifestantes en Damasco y Alepo, la segunda ciudad del país que hasta hace poco se ha mantenido prácticamente al margen de las movilizaciones. Alepo fue ayer escenario de una multitudinaria protesta y, según activistas, «está conociendo un verdadero levantamiento».
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, afirmó ayer que Al-Qaeda podría ser responsable de los recientes atentados en Siria. Damasco, que no admite la revuelta, imputa a «grupos terroristas armados» los atentados que golpean el país desde diciembre de 2011, mientras que la oposición responsabiliza de los mismos al régimen de Bashar al-Assad cuyo objetivo sería sabotear el plan de paz de Kofi Annan.
Durante una «discusión con jóvenes» sobre la situación en Siria, en la que sus servicios distribuyeron un texto, Ban aludió al «grave y enorme ataque terrorista de hace unos días», para añadir que «creo que Al-Qaeda debe estar detrás», aunque no especificó a cuál de los últimos atentados se refería. El último, un doble ataque, dejó 55 muertos en Damasco.
Menos claro fue Ahmad Fawzi, portavoz de Annan, que se refirió a «un tercer elemento que ha aparecido sobre el terreno en Siria y que es preocupante», agregando que «todavía no hemos confirmado quién está detrás de ese tercer elemento; estamos en el proceso de hacerlo».
Fawzi sostuvo que «estamos hablando de incidentes y explosiones que parecen venir de fuentes diferentes de la oposición o del Gobierno». GARA
La Liga siria de Defensa de los Derechos Humanos denunció ayer la condena a muerte por «alta traición y contactos con extranjeros» del activista Mohammed Abdelmaula al-Hariri, detenido el 16 de abril y «brutalmente torturado». La Liga denunció el veredicto «nulo y sin valor» por basarse en «confesiones obtenidas bajo salvaje tortura y en condiciones inhumanas».