En la historia de Euskal Herria no ha habido demasiadas formaciones musicales femeninas, pero existen buenos intentos. Y ahí queda un trabajo por pasar al presente. Sin embargo, lo que si va a ser realidad es la historia de Zuloak, un proyecto iniciado por Arrate Rodríguez, artista de Errenteria que vive actualmente en Hendaia. Arrate, procedente de Bellas Artes, se preguntó un día que si Andy Warhol inventó a la Velvet Underground y les dio una envoltura, por qué no hacer lo mismo en Euskal Herria con una banda de chicas modelada a su criterio.

Al grupo lo llamó Zuloak, un trío por el que han pasado diferentes músicos: Izaskun Muruaga, de Bermeo, y ex Lights of Eden; Tania de Sousa, de Zestoa, ex Las Putass del Mistol y Dispositives; Ainhoa Unzueta, de Gernika, de tan solo 19 años, ex Itzale. Estudió guitarra con Keu;

Naiara Goikoetxea, de Hondarribia, batería de la banda surf Las Sfintters. En el último concierto de Zuloak la batería fue Usua (Ursula Strong), ex de Las Culebras. También participa en un tema Alba Burgos, del grupo Elbis Rever de Bilbo, leído al revés: reversible. Y en otro corte es Maitane "Maibass", de Donostia, quien llegó a tocar en Wha Wha Buga Band, y actualmente en Dispositives.

La cuestión es que después de actuar en locales como Kanttu, Akelarre, Bukowski, Psilocybe, Kafe Antzokia, Helldorado y ensayos en L'Mono de Bilbo, la historia se quebró por diferentes motivos, aunque dejaron muchas horas de grabación que ahora Fermin Muguruza recapitula, ordena y amplía, con la ayuda de la escritora Eider Rodríguez, hermana de Arrate. Un documental que llegará a la hora y media de duración dado el volumen del material disponible, incluidas diversas entrevistas a mujeres: Anari, Aiora Zea Mays, Ines Gose, Maite Mursego, Afrika, Marieder Sparteens... El documental contará con el apoyo continuo de la web de GARA, donde se mostrarán diferentes extractos para ir viendo cómo y qué nos va contando el documental.

Da la impresión de que cada vez le cautiva más la narrativa mediante imágenes que los proyectos estrictamente musicales.

Son ya muchos años contando historias por medio de la imagen y de la música. Con Kortatu ya dábamos la adecuada importancia a los videoclips. El último concierto lo realizamos en directo, incluso homenajeando lo que en aquella época se llamaba película musical, todavía no había surgido el más expresivo documental musical. Vamos, que «Azken guda dantza» era un guiño a «The last waltz» y un guiño a Scorsese, quien posteriormente ha hecho un montón de películas documentales, no solo a The Band, sino también a los Rolling Stones, George Harrison, Bob Dylan... Con Negu Gorriak el primer lanzamiento iba acompañado de un videoclip, trabajando mucho la imagen, también era otro homenaje, en este caso a la película de aquella época «Do the right thing», de Spike Lee. Digamos que en todos los proyectos que he ido haciendo ha tenido mucha importancia, mucho peso, la idea de documentar, de hecho lo hacíamos con todas las giras a modo de road movie. Quizá el verdadero punto de inflexión está en 2006, cuando hago un documental en formato doméstico y cuento cómo fue la grabación del disco jamaicano «Euskal Herria Jamaika clash». Los medios fueron precarios, pero se proyecta en un buen número de festivales, consiguiendo una notable repercusión.

Prosiguen los trabajos y llega la oportunidad de trabajar para Al Jazeera.

Este proyecto me tuvo casi dos años trabajando, lo acabé a comienzos del año pasado, después me he dedicado a presentar todos estos documentales por un montón de festivales. Se me ha requerido también para hacer programación en algunos festivales, concretamente soy programador de la sección musical del Festival de Cine de México Distrito Federal. El 2D.F. tiene una sección que se llama «Suena mi pueblo». Me envían veinticinco documentales musicales, este es el tercer año, y me encargo de la selección. Estuve también invitado en varias universidades en Baja California, en asesorías, enseñando el trabajo, pero a la vez también contando, desde mi experiencia como músico y también como documentalista, lo que es en estos años el devenir de la música como elemento visual, incluso haciendo recorrido desde las primeras películas, cuando Jean Luc Godard realizó el documental sobre los Rolling Stones cuando grababan «Simpatía por el diablo»; también la película de Chet Baker, que es una de las grandes películas del cine documental musical. En fin, dando clases, compartiendo con la gente qué tipo de proyectos se pueden hacer. En la EICTV, que es la escuela internacional de cine y televisión de Cuba, comenté todos estos proyectos y estuve como asesor también en realización de documentales.

Y ahora llega «Zuloak».

La historia me llega a finales de año. Eider Rodríguez me cuenta lo que su hermana le ha pasado y veo que hay un material que no se puede dejar pasar por alto porque hay una gran historia que contar.

¿Y en qué momento se encuentra...?

Estoy visionando, ver qué es lo que se cuenta y cómo. No solamente se trata de contar una historia paralela a la experiencia de Andy Warhol, sino que también hay más elementos que estamos destripando. Hay un montón de elementos diferentes como reflexiones sobre el arte, sobre cuestiones feministas, disertación de Arrate sobre la menstruación, la uniformación, la identidad vasca, sociales de todo tipo. Hay incluso decenas de preguntas que se han hecho a otras cantantes de Euskal Herria. Lo tengo muy claro, aquí hay una buena historia.

¿Quién ha llevado la cámara?

A Arrate le acompañaba siempre un cámara que se llama Aritz Moreno que ya hizo un videoclip de Lobo Eléctrico de animación fantástico....

¿El que estaba hecho de dibujos con una técnica especial y que era soberbio?

El mismo. Y también realizó el videoclip de Surfin Kaos, un clip un poco homenaje a Tarantino. Aritz es muy colega de Arrate, se lo llevaba por todos los sitios. De hecho habla muchas veces también con él, interactúan los dos, es muy gracioso. Estoy ansioso por ver lo que aún no he visto, hay mucho material y muy bien grabado porque ese tipo es un crack, como dos freeks que andan grabando a un montón de bandas... Lo dicho, de momento estamos catalogando todo para irlo armando.

Tengo entendido que en el poco tiempo de vida de Zuloak ha habido cambios.

El 11 de setiembre del año pasado hicieron ya un concierto en Hendaia, en Le Kanttu, luego ya son conciertos de este año. Lo que ocurre es que es un poco lío porque al ser un experimento musical -espero que no le moleste que lo llame así- resulta que está cantando una chica, pero luego hay ensayos en L'Mono y ya hay otra. Como cambia la batería. La cantante que está en Le Kanttu, a partir de este año ya hay otra vocalista. Veo que hay bastante movimiento de músicos, por lo que he utilizado esa expresión de experimento.

Se ha descubierto ya con los visionados si hay problemas entre ellas, crispaciones....

Sí, hay varias cosas grabadas al respecto. Son conversaciones entre ellas, pero tengo que tener cuidado para ver qué puedo enseñar y qué no para ser respetuoso, por intimidad. Aparte, hay cosas que ha grabado Aritz a ellas en puro formato documental, preguntándoles por el proyecto... Aunque algo parecido ya se ha hecho, creo que esto es algo muy novedoso e interesante. Estoy visionando, sí, pero el guión, las caretas del guión, organizar todas estas piezas en un puzzle lo estoy haciendo con Eider Rodríguez, que es precisamente la escritora y hermana de Arrate Rodríguez. Eider Rodríguez es una de las escritoras vascas más importantes del momento.

¿Cuenta con elementos de Malcolm Mclaren, Sex Pistols?

Puede haber una conexión, pero no mucha. Este es un proyecto artístico y eso marca mucho la diferencia, The Factory fue muy singular, por eso cuando veo las imágenes de ensayo en L'Mono me ha recordado mucho a imágenes de The Factory, tiene mucho ese punto...

Es que L'Mono es como una lonja con vida artística variopinta.

Exactamente, de lonja en Nueva York, de un sitio donde se reúnen muchos artistas de distintas disciplinas, interactúan, se contaminan unos a otros... Muchas de estas cosas están grabadas, otra cosa es si le daremos salida, ahora lo estamos viendo, pero cuando más interesa es cuando veo al grupo tocando, aunque hay también muchas conversaciones que me parecen muy interesantes.

Dado que al final no se consolida la historia, ¿surgen malos rollos, decepciones...?

Creo que sí ha habido enfados. Sobre todo provoca mucha tensión el que haya una cámara grabando constantemente. Por otro lado, el que sea un grupo con una dirección muy clara, de alguien que está diciendo qué es lo que hay que hacer [que es Arrate], puede llegar a molestar. Lo que tiene mucha tensión es la ruptura de la intimidad en cualquier momento con la cámara grabando. Muchas veces dicen: «Corta ya de una vez, que cortes ya...», cosas así. Este es un clásico que, sobre todo a los músicos nos ha pasado muchas veces, terminas el concierto y te viene alguien con una cámara y le dices que corte porque no es el momento ni el lugar. Es terrotorio íntimo. Este caso es diferente porque lleva intrínseco el experimento, pero... Ojalá que cuando salga el documental se junten, que monten un concierto y hagan algo, pero antes tendrían que arreglar muchas cosas.