Bankia, nacionalizada con la conversión en acciones de un préstamo público de 4.500 millones, necesita entre 7.000 y 7.500 millones de euros de saneamiento, según reconoció ayer el ministro español de Economía, Luis de Guindos.

La cifra coincide básicamente con el impacto de los dos reales decretos que ha aprobado el Gobierno de Rajoy para endurecer las provisiones inmobiliarias, y que el nuevo equipo tiene pendiente de realizar en su mayor parte. De Guindos mantuvo que hoy «Bankia es más segura que hace un mes», antes de la nacionalización, y añadió que «tras los planes que pondrá en marcha el nuevo equipo, será una de las marcas punteras de la banca española».

Precisamente durante estos días, el nuevo presidente de BFA-Bankia, Jose Ignacio Goirigolzarri, está preparando el plan de viabilidad de la entidad, que incluirá una petición de ayuda adicional al Estado en forma de inyección de capital o de títulos convertibles en acciones, y que, según algunas fuentes, podría presentar esta misma semana.

Por otra parte, las consultoras Roland Berger y Oliver Wyman comenzarán de inmediato a trabajar en la valoración de los balances de la banca española para poder culminar el examen en la segunda mitad del próximo mes de junio.

Según informaron ayer el Ministerio de Economía y el Banco de España en un comunicado, después de «contactar con las principales consultoras internacionales se ha designado a estas dos» para que sean contratadas formalmente por el supervisor.

Entretanto, la Comisión Europea (CE) descartó ayer la posibilidad de usar directamente el fondo de rescate comunitario para recapitalizar la banca y ha subrayó que esa opción no es posible desde un punto de vista jurídico.

El portavoz de Asuntos Económicos del Ejecutivo comunitario, Amadeu Altafaj, desmintió ciertas informaciones publicadas sobre la posibilidad de usar esa vía para apoyar a bancos europeos, en especial españoles, que pasan por dificultades.

En este sentido, Altafaj dejó muy claro que «no es posible inyectar dinero del fondo de rescate europeo directamente a los bancos» y que «cualquier ayuda tiene que pasar por los estados y con ella comporta un programa de ajuste».