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Guzmán Ruiz Garro Ex consejero general en la Asamblea de BBK

Ahora Catalunya Banc

La concentración acelerada del conjunto del sector bancario en unas pocas siglas no siempre aumenta la rentabilidad y sí acentúa los riesgos. Menciono el caso de Bankia para ratificar este hecho

El interés de Kutxabank por Catalunya Banc, la ficha bancaria de Catalunya Caixa, se confirma. La entidad resultante de la fusión de BBK, Kutxa y Vital hace una oferta por la catalana que integró las cajas de Catalunya, Tarragona y Manresa. El banco catalán es propiedad en un 89,74% del Fondo de Reestructuración Ordenado Bancario (Frob), que lo subasta en su totalidad, ya que el resto de las acciones son de las mencionadas entidades de ahorro y han autorizado su venta en las mismas condiciones que las del Frob. Además de Kutxabank, los bancos BBVA, Santander, Sabadell y Popular, así como el fondo JC Flowers, han presentado oferta no vinculante por Catalunya Banc.

Una hipotética incorporación de Catalunya Banc a Kutxabank-CajaSur permitiría doblar su tamaño hasta configurar un grupo financiero con unos activos del orden de los 150.000 millones de euros y con una fuerte presencia en Catalunya, pero, en esa coyuntura, también cabría preguntarse si una nueva expansión mejoraría nuestro panorama económico o pondría en riesgo al banco vasco-cordobés arrastrándolo a la intervención del Estado y a su privatización.

Parece que CajaSur no satisfizo la obsesión del partido jeltzale por pintar algo entre la jet banquero-oligárquica, y cuando todavía no se han digerido los efectos negativos de esta compra, que sitúan la tasa de morosidad de Kutxabank en el primer trimestre de 2012 en el 8,3 por ciento, y en un 4,7 excluida la caja andaluza, el consejo de administración formado por PNV-PP quiere embarcarnos en una nueva aventura.

Si atendemos a las informaciones publicadas a nivel interno de Kutxabank por dos sindicatos y a los datos de la auditoría del grupo, también tendríamos que inquietarnos porque la dirección de Kutxa imputó, al cierre del ejercicio de 2011, 202 millones de euros a patrimonio en lugar de al ejercicio. Esto significa que Kutxa tuvo 192 millones de euros de pérdidas y no los 10 millones de beneficios que declararon.

Considerando además los graves perjuicios económicos originados por la nefasta política llevada por Kutxa en relación a su participación en 59 empresas inmobiliarias (en 37 de ellas con más del 50% del capital) y a su atrevida y negligente expansión, deberíamos ser prudentes y mucho más reflexivos ante lo que puede suponer la adquisición de Catalunya Banc, que perdió 1.335,2 millones de euros en 2011 tras aplicar saneamientos adicionales para cumplir con gran parte de las exigencias del decreto 2/2012 del Gobierno.

Si encima sumamos las repercusiones en el balance de Kutxabank por la provisión de 90 millones de euros para hacer frente a la parte proporcional que le corresponde a esta entidad en la multa impuesta a Euskaltel por su contencioso con Orange y algunas «cosillas» como la quita de otros seis millones a Epsilon, convendríamos que el futuro no está para dispendios.

Si a alguno todavía le resultan triviales los argumentos expuestos para retraerse de operaciones de compra que solamente sirven para elevar el ego, el estatus y la retribución de los altos ejecutivos, añadiré que la concentración acelerada del conjunto del sector bancario en unas pocas siglas no siempre aumenta la rentabilidad y sí acentúa los riesgos. Menciono el caso de Bankia para ratificar este hecho. Veamos: los activos tóxicos no desaparecen por integrarlos en entidades de mayor dimensión, y una excesiva unión de entidades de ahorro que ya atravesaban por separado dificultades, amén de una mala gestión, ha llevado al Banco Financiero y de Ahorros, la fusión formada por siete cajas y liderada por Caja Madrid y Bancaja, a solicitar al Estado la conversión de los 4.465 millones que recibió en 2010 en preferentes del Frob 1 en capital, lo que supone su autoliquidación. O sea, la pérdida total y absoluta del control por parte de las cajas de ahorros del negocio, su obligada conversión en fundaciones y la desaparición de la obra social por falta de recursos. La subasta de Bankia al mejor postor en el plazo de tres años culminará la privatización y dejará los bolsillos del contribuyente más vacíos.

Las prioridades de la actual dirección de Kutxabank deberían ser otras: consolidar el banco como un pilar básico del sistema financiero vasco, centrándose en lo que llamaron la fusión fría; apoyar el tejido productivo de Euskal Herria no desviando ni malgastando recursos económicos generados en nuestro país; garantizar al máximo la solvencia de la entidad optimizando la gestión; abrir los órganos de gobierno a todas las opciones para democratizarse y prestigiarse ante la sociedad y, relacionado con lo anterior, no renegar del control público alegando criterios de «profesionalidad». Si estas premisas no se dan, no veo la necesidad ni la conveniencia, aunque se pueda, de entrar en un consejo de administración renovado una vez modificada la Ley de Cajas en el Parlamento de Gasteiz. Si por imperativo legal y/o negligencia del PNV-PP acabásemos como BFA-Bankia, la coparticipación sería difícilmente explicable.

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