Arantza Santesteban Historiadora
Sobre el 15M
Desde algunos sectores se tiende a criticar el 15M y, sin embargo, deberíamos admitir que en general no han existido dinámicas capaces de romper los pesados muros de este sistemaEn estos tiempos en los que parece necesario tener una postura nítida ante todo lo que acontece, yo en multitud de ocasiones me manejo entre algunas certezas, opiniones variables y muchas, muchas dudas. Es lo que me pasa cuando se habla del 15M. Y es por ello, que me propongo hablar al respecto desde esta posición que todavía hoy, mantengo en construcción. En todo caso, haré alusión a algunas cuestiones que en estos días se vienen comentando en los medios de comunicación. En primer lugar, tengo dudas en torno a la consistencia de este movimiento y sus expresiones más o menos contundentes. Hacer interminables asambleas y talleres varios me parece necesario pero difícilmente tiene el nivel de contundencia que se requiere para combatir este sistema. Aun así, miro al resto de movimientos hegemónicos de izquierda y tampoco considero que hayan llegado mucho más allá de dichas dinámicas. Así que visto lo visto, habrá que aceptar que hubo tiempos más contundentes y que hoy, las alternativas pasan por apoderarse de lugares comunes, generar dinámicas de empoderamiento y batallar este sistema desde múltiples expresiones.
En estos días, muchas voces se han apresurado a valorar el citado movimiento en términos de éxito o de fracaso. Considero que hacer tal juicio es apresurado y denota una mentalidad un tanto productivista, que necesita ver el producto cuanto antes y que desprecia el proceso mediante el cual se tejen nuevas redes y se conforman realidades sociales que muchas veces son difíciles de interpretar en el acto.
Hubo un tiempo en el que la alternativa al capitalismo se podía valorar en términos absolutos, pero me temo que hoy, a falta de referencias eficaces, conviene valorar la construcción de dicha alternativa en términos mucho más dinámicos. Es lo que hay. La izquierda en Europa y en el mundo todavía no ha sido capaz de generar soluciones reales ante un sistema que en la actual fase no esta haciendo sino aumentar su ofensiva. Desde algunos de estos sectores se tiende a criticar el 15M y, sin embargo, deberíamos admitir que en general no han existido dinámicas capaces de romper los pesados muros de este sistema. Por lo tanto despreciar de facto, desde la periferia y a falta de datos, el 15M, no creo que aporte demasiado a la construcción de una renovada estrategia que nos encamine a la transformación social.
El otro día me acerqué a Plaza Catalunya a intentar ampliar mi precario conocimiento sobre el 15M. Vi gente que ocupaba el espacio público y que organizaba asambleas para hablar de cuestiones políticas. No transcendió de ese momento exacto pero al día siguiente se siguieron celebrando en toda Barcelona acciones para parar desahucios, manifestaciones de autodefensa vecinal, asambleas de vecinas de los barrios y un sinfín de dinámicas populares que han visto sus filas engordadas tras las asambleas del 15M. No me queda pues sino admitir que hemos entrado en un nuevo paradigma que propone nuevas vías de politización y acción, y que los movimientos de izquierda hasta ahora conocidos tienden a rechazar por el simple hecho de que escapan de su control.