CRíTICA: «Hijos de las nubes»
Todos miran a otro lado en el contencioso saharaui
Mikel Insausti |
El único pero que se le está poniendo al primer documental realizado por el hasta ahora productor Álvaro Longoria, a falta de fallos evidentes, tiene que ver con el discutido protagonismo de Javier Bardem. Reconozco que es un arma de doble filo, porque si bien su prestigio puede favorecer la divulgación internacional de la causa saharaui, también sirve de diana para aquellos ataques críticos que dejan la objetividad a un lado y se centran en su persona. Con «Hijos de las nubes» pasa un poco lo que con los documentales de Michael Moore, a los que se persigue desde la derecha en función del exhibicionismo de su autor, sin atender a otros criterios como el de la efectividad que consigue dentro del género.
Tan interesados comentarios no son justos, considerando que «Hijos de las nubes» es una película que necesita ser explicada desde su misma gestación. Es el resultado de cuatro años de trabajo que arrancan con la visita de Bardem a Fisahara, y que culminan con su intervención en la ONU. De ahí la justificación de una narrativa ágil y desenvuelta, que incluye el «cómo se hizo», pero que se vuelve rigurosa y precisa al contextualizar el problema saharaui dentro del concierto político mundial, mediante una transparente lección de historia ilustrada. Las animaciones del incisivo dibujante Aleix Saló, creador de las sátiras «Españistán» y «Simiocracia», junto con la locución de Elena Anaya, informan al público de hechos pertenecientes al pasado colonial en el Noroeste de África sin dejar ningún cabo suelto.
Se da un repaso pormenorizado a la implicación de todas las partes, con nombres y apellidos en lo que a establecer responsabilidades respecta. En la larga lista de los que no han querido dar la cara se llevan la palma exmandatarios de los estados español y francés, de Marruecos y de los Estados Unidos. Del embrollo no se libra ni Kofi Annan, tanto en cuanto la resolución a favor del referéndum por la autodeterminación del Sáhara Occidental sigue bloqueada.