Demagogia en casa, racionalidad en Europa
El Parlamento Europeo aprobó ayer por una abrumadora mayoría una iniciativa legislativa que pide eliminar gradualmente los vertederos y la incineración de materiales reciclables. En concreto, los parlamentarios europeos exigen que dicha eliminación se ejecute de aquí al final de la década y que para 2020, ningún residuo que pueda reciclarse vaya a la incineradora. Resulta llamativo que europarlamentarios del PNV, como Izaskun Bilbao, o del PP, como Jaime Mayor Oreja y Carlos Iturgaiz, dieran su voto afirmativo a la propuesta justo el mismo día en que los junteros en Gipuzkoa de esos partidos emplazaban al Gobierno foral a construir la incineradora de Zubieta. Un ejemplo de incoherencia, otra muestra más de falta de credibilidad de una posición que prima el desgaste del gobierno de Bildu sobre una solución responsable al problema del tratamiento de los residuos. Una actitud demagógica, que defiende una cosa aquí y la contraria en Bruselas, contraria al sentido de los cambios que los países más avanzados y modernos están propugnando.
Hacer de ese debate público una «basura de debate», con florituras verbales que buscan el aplauso fácil, un alarmismo exagerado y la polarización para evitar una discusión civilizada quizá dé dividendos en el corto plazo. Hacen apología de la incineración, y de la incineradora, una especie de tabla de salvación del futuro de Gipuzkoa. Creen haber encontrado un filón para poner contra las cuerdas a la Diputación de Gipuzkoa. Pero se equivocan. No deberían olvidar que los ciudadanos son adultos, se mantienen activos y movilizados y no dan por bueno ese tipo de comportamientos espurios.
PNV y PP quedaron ayer retratados en las Juntas Generales. En casa juegan con la salud pública, el medioambiente y la posibilidad de crear nuevos empleos para apuntarse unos tantos que ni siquiera puntúan ya a domicilio, en Europa. Pero los ciudadanos han podido tomar buena nota del nivel de unos políticos que para muchos, comprensiblemente, no tienen nivel.