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un año después de la victoria del 22-M | Juan Karlos Izagirre, donostiako alkatea

«Decepciona compartir cosas y que luego no salgan por otros intereses»

De la consulta a la Alcaldía, triple mortal con tirabuzón para este médico de Igeldo que se impuso, como cabeza de lista de Bildu, en las elecciones municipales de hace un año. Con 8 concejales sobre 27, no está siendo un camino de rosas. Cuenta como anécdota que la oposición ya dio una rueda de prensa criticándole «cuando yo aún no sabía ni dónde estaban los baños del Ayuntamiento». Asume también que para algunos de sus votantes los cambios pueden ir más despacio de lo deseable.

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Imanol INTZIARTE | DONOSTIA

Juan Karlos Izagirre atiende a GARA doce meses después de que la lista que él encabezaba ganase las elecciones municipales en Donostia.

Un año después, ¿es lo que se imaginaba?

Nos hemos dado cuenta de lo que es estar gobernando una casa tan grande como esta, con un presupuesto de 350-400 millones de euros. Y nos hemos dado cuenta de cosas que ya intuíamos trabajando desde fuera, en diferentes plataformas o asociaciones, sobre qué podía ser la realidad política al uso. Dijimos que queríamos hacer política de otra manera y que era posible, y creo que aunque nos está costando lo estamos demostrando. La decepción es que se ha confirmado esa intuición de que la política al uso verdaderamente defrauda.

No parece fácil, y menos con 8 concejales sobre un total de 27...

Estar en minoría te obliga a hablar, pero es algo que no nos asustaba. Lo que te decepciona es que, independientemente de que puedas compartir con diferentes concejales de la oposición cosas para la ciudad en positivo, luego hay intereses de otro tipo que no permiten que eso se saque adelante. Es un absurdo y es lo que hace que luego la ciudadanía piense que la política le decepciona porque está enmierdada. Personalmente no lo entiendo.

Que estamos en minoría ya lo sabemos, no hace falta que insistan todos los días. Lo de que no sabemos gestionar lo intentan, pero no lo consiguen. Además, trata de darnos ejemplo gente que a lo largo de sus gobiernos ha demostrado que harían cosas bien, pero también auténticas chapuzas.

El tema que está en el ojo del huracán es la estación de autobuses....

Riberas ha sido apoyado en algún momento por todos los partidos, antes o después. Muchos de los que probablemente el día 30 levanten la mano en contra saben perfectamente que es la mejor estación, porque la han trabajado con nosotros codo con codo.

En campaña, el PP dijo que Riberas era la mejor. Cuando en diciembre anunció que iba a apoyar la propuesta de Bildu, estuvo durante meses trabajando con este gobierno en los informes técnicos que íbamos pidiendo. Pero tiene una orden de ámbito superior, por la que no le permiten votar con Bildu. Eso no es trabajar por la ciudad y te decepciona. A nosotros nos da igual que nuestro voto coincida con uno o con otro si vemos que eso es lo mejor.

Sanchís y Jocano cantaban aquello de que «la crónica de San Sebastián no es tan bonita como la pintan en esos jodidos mapas que nos dan para veranear». ¿Cuál es esa Donostia que no se ve?

Tenemos que intentar dar solución, desde una política de izquierdas, a las diferencias que existen entre el centro o la periferia, o entre las distintas clases sociales. Cuando fuimos departamento por departamento viendo en qué se podía ahorrar y en qué no, pedimos un informe para detectar en qué se gastaba cada euro. Lo más fácil hubiera sido quitar un 10% de todos los lados, pero nos dimos cuenta de que había sitios donde podíamos quitar un 40-50%, por ejemplo en inversiones quitamos mucho, pero en servicios sociales no se quitó.

Hemos reducido en algunas partidas, intentando que afecte lo menos posible, y no hemos reducido o incluso hemos aumentado en bienestar social, empleo, vivienda, participación, cultura... que es donde otras administraciones han ido a cortar. Eso sí, en inversiones hemos pegado... eso hay que reconocerlo. Pero ya dijimos que queríamos invertir en personas y no en hormigón.

El «problema» es que las inversiones en hormigón son más visibles que la cola de los servicios sociales...

Cojamos el tema del aeropuerto. Fomento ha dicho que no va a haber ampliación y que aplicarán a Hondarribia un carácter excepcional. Esto mismo se llevó a Pleno hace cuatro meses y nos pusieron a parir porque no apoyamos la ampliación. Nosotros dijimos que era una obra complicada, que no era el momento, que afectaba además a una serie de vecinos y estructuras y que se podía pedir la excepcionalidad. Ahora ellos repiten nuestro argumento, des- pués de habernos llamado trogloditas.

Las inversiones hay que hacerlas, evidentemente, aunque no es un buen momento. Nuestras grandes inversiones previstas a día de hoy son algunas actuaciones en Herrera, Martute- ne, Loiola, Añorga... en la periferia. Y luego está la famosa estación de autobuses y Tabakalera.

En el capítulo de ingresos, la gran esperanza es la venta del complejo de Illunbe. Hace poco usted dijo que las negociaciones «van muy bien»...

Va bien, va bien. Illunbe costó ya en su día 21 millones a las arcas públicas y podrían ser hasta 8 más. Luego tienes que ajustar y ver de dónde los quitas, porque el dinero tampoco cae del cielo.

Llega un momento en el que se ve que no podemos hacer frente a eso, porque supone un gasto de mantenimiento tremendo, y se decide vender. Hay unas empresas que están interesadas y se está negociando con ellas en térmimos muy positivos para este Ayuntamiento. Discrección y eficacia, esto saldrá cuando se cierren las cosas, no antes para buscar no sé qué tipo de titulares.

Si tuviera que elegir el mejor momento de este primer año, ¿con cuál se quedaría?

Los mejores momentos para mí suelen ser sencillos, nada aparatosos. Cuando estás reunido con una asociación de vecinos o gente que está trabajando en algún tema, y ves la actividad que hay, eso es lo bonito de la política y cuando más disfruto. También hay momentos puntuales de celebración que están bien, como conseguir que en una esku-dantza estemos concejales de todos los partidos, o los cuatro portavoces tocando la tamborrada en la balconada el día de San Sebastián. Que la gente visualice que eso puede ser normal, que podemos celebrar algo.

¿Y el peor?

Lo de las inundaciones del Urumea fue muy malo. Lo primero que se nos ocurrió fue «hay que ir allí y montar asambleas para que nos digan lo que nos tengan que decir, qué se ha hecho mal y qué se ha hecho bien». Fue muy fructífero. Duro y tenso, pero de ahí sacamos mucho.

Hemos conseguido una mejora del Plan de Emergencias trabajando con los vecinos, hemos puesto en marcha la famosa interinstitucional a la que nadie hacía caso, hemos levantado la suspensión que existía en el Plan General para poder actuar en los nuevos puentes... Pero la experiencia fue dura, 400 personas en asamblea, algunas que se han quedado sin casa. Vas y aguantas, porque en ese momento le tienen que gritar al que tiene la responsabilidad, aunque era una situación heredada y además es una zona inundable y lo seguirá siendo. Y una experiencia muy mala es ver el juego sucio de la política, eso me pone malo.

Le amenazan con una moción de censura un día sí y otro también...

Gasco (PSE) ya hablaba de ello el 12 de junio. Una persona que ni ha sido elegida, que hizo dimitir a tres personas para estar ahí... ¿Quieres plantear una moción de censura? Pues plantéala. Nosotros haremos lo que tenemos que hacer, lo que creemos que es mejor para la ciudad.

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