A sus 72 años se enfrenta al mayor reto electoral de su carrera y dice que lo hace con «determinación» de luchar para ganar.

¿Por qué ha decidido presentarse a un tercer mandato en estas elecciones legislativas?

Me gusta mi circunscripción. La conozco perfectamente y me arreglo muy bien con todos los alcaldes. Además, me gusta la labor parlamentaria y hoy puedo decir que la conozco en profundidad. Es complementaria con la que realizo aquí, sobre el terreno, y me permite llevar a París proyectos del territorio y ser una voz del País Vasco que cuenta.

Teniendo en cuenta que François Hollande obtuvo el 56,76 % de los votos en la segunda vuelta en esta circunscripción, ¿es este su reto electoral más importante?

Sí, pero mi temperamento hace que cuando más difícil sea, más ganas tenga de afrontarlo. Me molestaría menos perder que no presentarme por temor a la derrota. He trabajado mucho. Si pierdo, me iré con la cabeza alta, con el sentimiento de que mi trabajo no ha sido descalificado. Pero voy a hacer todo para ganar.

¿Qué balance hace de su último mandato?

Creo que el trabajo realizado es considerable. Ha sido la legislatura en la que más actividad he tenido, en París, a nivel legislativo, y aquí. Si alguien quiere saber si he hecho mi trabajo, basta con que pregunte a los alcaldes de la circunscripción, que son el lazo entre la población y yo. Y yo soy la correa de transmisión con París.

¿Qué les respondería a quienes le dicen que en París está «a las órdenes» de la UMP y que en el País Vasco se comporta como centrista?

Eso es una caricatura. He apoyado en tres o cuatro mítines al candidato Sarkozy y durante cinco años al Gobierno de Fillon, pero lo he hecho desde mi sensibilidad radical, que se ha manifestado en las votaciones de algunos textos que no he apoyado. Guardaré mi libre albedrío, esté en la mayoría o en la minoría. Seré más libre que un candidato socialista investido que vaya a París únicamente porque ha sido elegido y que se alinee sistemáticamente con las posiciones del Gobierno.

Sus detractores subrayan que es usted uno de los diputados más absentistas. ¿Qué les diría?

Que es escandaloso. ¿Un diputado pagado por una función y que estaría ausente? Es como si me llamasen deshonesto. Todo el mundo aquí sabe que subo dos días a la semana a París. Cuando la señora Hardouin [candidata de EHBai] dice que no voy a la Asamblea Nacional, es intelectualmente deshonesto. Se puede comprobar en la clasificación de los diputados.

Ahora defiende un departamento vasco, cuando antes era opuesto a ello. Se le tilda de electoralista...

Solo los imbéciles no evolucionan; la situación en el País Vasco ha cambiado, el clima se ha serenado. Por otro lado, yo escucho a los jóvenes. Hoy tienen una inquietud identitaria y una voluntad de controlar el desarrollo de su territorio. El Consejo de Electos ha lanzado un estudio sobre la gobernanza. Con el apoyo de juristas, hemos llegado a la conclusión de que la mejor estructura sería una colectividad territorial específica. Quedan aun por determinar las competencias y medios de financiación, pero hay que ir hasta el final en este estudio. No me he convertido en independentista vasco: esa colectividad se inscribiría en el territorio nacional. Si soy elegido diputado y esta proposición llega al Parlamento, votaré a su favor. Si no llega, sea porque no hemos conseguido ponernos de acuerdo o porque nos la rechazan en París, ¿por qué no pedir la creación de un departamento País Vasco en lugar de seguir con el estatus de «Pays»?

¿Cuál es su posición respecto al euskara y a la manifestación Deiadar del 30 de marzo?

Dos diputados han planteado sendas propuestas de ley sobre el reconocimiento de las lenguas regionales en la Constitución: Mar Le Fur y Jean Grenet. Las dos veces hemos sido derrotados. ¿Por quién? Por los más derechosos de la derecha y los más izquierdosos de la izquierda. Los más jacobinos.

¿Qué dice sobre el acercamiento de los presos vascos?

He intervenido en la Asamblea ante el ministro de Justicia. Para las familias, el alejamiento es una doble pena. El acercamiento de los presos constituiría un gesto de relajación suplementario por parte del Estado. También intervine contra la extradición de Aurore Martin y por la libertad condicional de Mattin Olzomendi ante el Juez de aplicación de penas de París. No se me puede acusar de ser sectario.

¿Confía en que el proyecto del TAV se realice?

Algún día se hará. Creo que es conveniente que se haga, pero no en cualquier condición respecto al entorno.