Bingen vive su tercer año como director del Garmin, donde se ha ganado una importancia que provoca que este año acuda a las tres grandes. Disfruta de unos pocos días de descanso antes de la Vuelta a Suiza y el Tour.

¿Pensaban al salir de Dinamarca que podían ganar el Giro?

El objetivo en Dinamarca era no perder tiempo con los abanicos porque nuestra idea sí era hacerlo bien la general con él. Uno que hace séptimo en el Tour, segundo en Amstel, Top 10 en País Vasco... es un corredor consolidado y la idea era meterlo en el podio o entre los cinco mejores.

¿Cómo consiguen convencerle para que priorice el Giro al Tour?

Nos reunimos en noviembre y definimos el calendario. El año pasado fuimos con LeMevel al Giro y empezó la temporada fuerte y le faltó aguantar la última semana. Aunque hizo un buen Giro, entendimos que necesitábamos un hombre fuerte para la general y que a LeMevel, al ser francés, lo meteríamos en el equipo del Tour. Pensamos en Ryder porque es un corredor que hace buenas generales y le propusimos ser el líder en el Giro a finales de noviembre en la concentración del equipo. No se lo esperaba porque siempre había hecho el Tour y en principio se lo estuvo pensando, tardó en digerirlo, pero lo hablamos más a fondo, lo vio y partir de noviembre todo ha ido enfocado hacia el Giro con él. Para el Tour la baza principal es Danielson porque entró en el Top 10 el año pasado, junto con Vandevelde.

¿Es bonito para un director ver que esa decisión fue acertada?

Está claro. Muchas veces parece que los directores no hacen nada más que conducir los coches, pero empezamos a planificarlo entonces, hablamos con el manager Jonathan Vaughters, que es el que dicta al final los objetivos, y en el Giro eran tener a Farrar para los sprints y meter a Hesjedal en la general. A partir de ahí, empezamos a estar en contacto con los entrenadores para seguir la preparación, con los ciclistas para ver si necesitan más carreras y ajustas el programa de competición y sigues la evolución de cada corredor. Es el trabajo que hay detrás de las cortinas y que no se ve.

¿La primera grande de Garmin premia a un equipo que ha traído unos métodos innovadores?

Trabajamos todos los detalles al límite. Al llegar a Loiu el lunes me decía un periodista que nuestro equipo era de I+D, Investigación y Desarrollo, y es exacto. Estamos a la vanguardia en el tema de la contrarreloj, cuidamos todos los detalles. Inventamos y probamos cosas. Como corredor y persona siempre me ha gustado probar. Si voy a un restaurante y veo algo nuevo soy el primero en probarlo. Y eso lo trasmitimos a los corredores, que se abran de mente y que si hay un método de entrenamiento nuevo lo prueben un tiempo para ver si da resultados. Es la ideología del equipo. Es un proyecto en el que hemos intentado siempre mejorar en todo, aplicar la ciencia y cuidar hasta los últimos detalles.

En el Giro se ha destacado los 20 minutos de rodillo de Hesjedal después de todas las etapas...

El primero que intentó aplicarlo fue Iñigo San Millán, un gasteiztarra que trabajó con la trainera de Orio y que se pasó al ciclismo y que estuvo con nosotros y que ahora trabaja en la Universidad de Denver como uno de los directores del departamento de fisiología. Él lo intento imponer, pero se hacía poco. Hasta que se ha visto ahora que los Sky lo hacen y por eso Hesjedal ha empezado a probarlo en Dinamarca y comprobó que venía mejor a sus piernas. Todo el mundo sabe que tras 200 kilómetros conviene hacer diez minutos de rodillo. El tiempo ha acompañado, aprovechaba esos minutos para dar cada día alguna entrevista y es mejor darlas en el rodillo que sentado en el autobús.

¿Considera que ha sido el justo vencedor, sobre todo por la forma en que asumió la responsabilidad en la etapa del Stelvio?

Scarponi perdió el podio por no mandar parar a Cunego, Purito lo ha mantenido, pero pudo perderlo por no mandar a tirar a Losada. Si Hesjedal no se pone a tirar como un loco, De Gendt habría ganado el Giro. Al final son 16 segundos entre Ryder y Purito, se ve que han estado emparejados de fuerzas y asumió la responsabilidad en el Stelvio y ahí se ganó el Giro. Ha sido el más fuerte con Purito y creo que los dos merecieron ganar.

¿Qué sintió al ver a un corredor suyo de rosa en Milán?

Sobre todo que el trabajo realizado detrás de las cortinas desde noviembre ha dado resultados. No se puede ganar desde la programación sin dar pedales, porque al final ganan los ciclistas, pero recuerdas que todo empezó en la sala de un hotel de Boulder (Colorado) y acabas en la plaza de Milán de rosa. Cuando trabajas y ganas la recompensa es grandísima.