Quienes están en riesgo son las personas
Coincidiendo con el rescate de Bankia y el consiguiente trasvase de fondos públicos a una entidad privada, y con las alarmantes noticias procedentes del ámbito financiero que auguran nuevos desembolsos del erario, en los últimos días se han multiplicado las denuncias de la gestión que las instituciones están haciendo de la crisis y la exigencia de que las personas, sus derechos e intereses, prevalezcan sobre el capital. Esta idea estuvo presente en el «desahucio» simbólico realizado ayer en Santurtzi y también en las comparecencias que protagonizaron diversos organismos en Gasteiz e Iruñea, donde se puso de relieve, una vez más, que las consecuencias de esa gestión están abocando a miles de personas de este país a situaciones extremas, de pura supervivencia.
Sin embargo, desde que hace cinco años la crisis de las hipotecas subprime se expandió por todo el planeta, casi todos los gobiernos e instituciones han puesto de manifiesto que el bienestar de la ciudadanía no figura entre sus prioridades. Sobran los ejemplos, aunque uno muy significativo fue expuesto el pasado domingo en estas páginas, en las que se informó del bloqueo que sufren miles de ayudas sociales en la CAV desde que Lanbide relevó a los ayuntamientos en la gestión de la Renta de Garantía de Ingresos. La situación en Nafarroa no es mejor, después de la entrada en vigor de la Ley de Inclusión Social en sustitución de la anterior Renta Básica. Ambos casos representan la hoja de ruta que se ha seguido para hacer frente a la crisis.
Frente a este modelo, urge consensuar e implementar una alternativa que parta de la convicción de que no es aceptable socializar la pobreza generada durante años de depredación económica de una minoría y, al contrario, es imprescindible socializar la riqueza que siguen generando este país y sus habitantes. En un momento en que casi todo el mundo mira con angustia a índices bursátiles y primas de riesgo, es necesario recordar el riesgo vital que sufre cada vez más gente.