Raimundo Fitero
La arruga
Un eslogan publicitario se convirtió en una idea fuerza: la arruga es bella. Desde entonces no paran de aparecer arrugas simbolizando una nueva forma de estatus. Son esos perros que acumulan pliegues en su piel hasta convertirse en un acordeón con patas. El poder y los perros. La historia del arte nos ha legado una anatomía canina del ejercicio del poder autoritario. El lobo domesticado convertido en esclavo, gladiador, amigo y cobaya. Y en sus manipulaciones genéticas, alcanzando rangos de complemento de belleza. Serviciales, ejemplares en su sumisión, flexibles en sus respuestas agresivas tras el entrenamiento. Una proyección del dueño. Así somos.
Los programas sobre mascotas proliferan en nuestras pantallas hasta hacer competencia en cantidad a los culinarios. No hay canal que se precie que no tenga un espacio dedicado a los animales domésticos, pero esencialmente a los perros. Es un gran negocio. Los fabricantes de piensos se anuncian de manera espléndida por todos los canales. ¿Se pueden quejar los gatos y perros por la publicidad engañosa? Puede ser, en la soledad de los campos de oficinas y apartamentos unipersonales, la transferencia de emociones a esos seres vivos empieza a ser una cuestión que va adquiriendo tintes de epidemia. Los dueños son capaces de defender a sus mascotas hasta el ridículo.
La crisis ha convertido el abandono de animales domésticos en una plaga. Un perro, por muchas arrugas que tenga, cuesta dinero mantener si se quiere cumplir con los rangos sociales actuales. Los perros flautas han sido el contra ejemplo. Comparten miseria, intemperie, en igualdad de condiciones. Están fuera del sistema de valores. Lo que se lleva ahora son perros con muchas arrugas, los más feos posibles, con carta de identidad y trazos genéticos, aunque sea más falsa que un balance de Bankia, que se muestran como signo externo. Son modas pasajeras que se propician precisamente en algunos de esos programas televisivos en los que hacen publicidad encubierta de ciertas razas (¿o se debería llamar marcas?), porque donde hay un especialista en animales domésticos, hay detrás un negocio dedicado a ello. O dos si son pequeños.