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Josu MONTERO Escritor y crítico

Vergüenza

Con la de mierda que nos están echando encima últimamente, nos reconcilia con el ser humano y con Europa leer poemas como «Hiperión» o «El Archipiélago» -del que acaba de editarse una nueva y extraordinaria traducción-. Estas dos apasionadas reivindicaciones de Grecia, y a su través de la libertad y del humanismo, son obra de un alemán, de un poeta alemán que vivió también tiempos sombríos. La Revolución francesa de 1789 despertó en Europa grandes expectativas que pronto fueron traicionadas y despedazadas y que a Hölderlin le condujeron a renunciar al mundo, mejor dicho, al mundo de los hombres y de la Historia, y a recluirse en sí mismo y en esa terra incognita que es la palabra poética.

A Hölderlin le nombra Gunter Grass en un poema que acaba de escribir y que está levantando ampollas en su país; un breve e intenso poema épico cuajado de referencias a los mitos y a la historia, en el que el Nobel denuncia acremente el sufrimiento infligido por Europa a su alma griega. «¡Bebe de una vez, bebe!, grita la clac de los comisarios, pero airado te devuelve Sócrates su copa a rebosar», escribe Grass. Tras colocarla «desnuda en la picota del deudor», el «cortejo de parientes de Creso» que ha acumulado en sus cámaras «cuanto brillaba dorado», exige el sacrificio, la inmolación. Al otro lado, una desafiante y doliente Antígona, vestida de luto y de desesperación. «Sin ese país te marchitarás, Europa, privada del espíritu que un día te concibió»; así acaba Grass el poema, titulado «La vergüenza de Europa».

Lo cierto es que esto tiene cada vez más pinta de tragedia griega aguardando la catarsis. Quizá tengan razón esos historiadores que sitúan el nacimiento de Europa no en la Grecia clásica, sino en el momento en que los bárbaros del norte atravesaron el Rhin.