La victoria del Partido Socialista (PS) parece segura, pero su amplitud es incierta, por lo que habrá que esperar a la segunda vuelta de las legislativas del domingo para saber si obtendrá mayoría absoluta por sí solo, con el apoyo de los ecologistas o necesitará los votos del Frente de Izquierda. Los sondeos atribuyen a la izquierda y centroizquierda el 45% de la intención de voto, diez puntos más que a la derecha, en una cita en la que unos 46 millones de electores escogerán a sus diputados en 577 circunscripciones.

La lógica apunta que las legislativas confirmarán los resultados de la elección presidencial del 6 de mayo, cuando François Hollande obtuvo el 51,6% de los votos, derrotando al expresidente Nicolas Sarkozy.

«No creo que los electores intenten la aventura de una cohabitación» entre un presidente del PS recién elegido y un Gobierno de derecha, estima el politólogo Emmanuel Rivière, del instituto TNS Sofres.

Y la propia derecha no parece situarse en una perspectiva de victoria. Tras la retirada de Sarkozy, sus líderes, el ex primer ministro François Fillon, el ex ministro de Exteriores Alain Juppé, y el secretario general de la UMP, Jean-François Copé, parecen situarse más en la perspectiva de la conquista del liderazgo de su campo con vistas a la elección presidencial de 2017.

No obstante, «el escenario de una derecha destrozada parece improbable», según Rivière.

Hollande pide a los franceses una mayoría «amplia, sólida y coherente», pero no es seguro que el PS y sus aliados ecologistas obtengan la mayoría absoluta (289 escaños). Ello obligaría al gobierno a negociar en la Asamblea con el Frente de Izquierda, cuyo principal componente es el Partido Comunista, que no quiso formar parte del Gobierno y espera reforzar el resultado obtenido por su candidato presidencial, Jean-Luc Mélenchon (11%).

La clave de los comicios será la participación, que tendrá también repercusión en la influencia del Frente Nacional (FN), cuya candidata a El Elíseo, Marine Le Pen, logró el 17,9% de los votos en la primera vuelta presidencial. El FN, que no tiene diputados desde 1988, espera obtener varios, alentado por el resultado de Le Pen, pero no está seguro de lograrlo por el modo de elección, mayoritario a dos vueltas, que le perjudica por su aislamiento político. Pero gane o no escaños, puede pesar en los resultados manteniendo a sus candidatos para provocar un debate sobre «la recomposición de la derecha». Desde ya, ciertos candidatos de la derecha se plantean localmente alianzas con la extrema derecha para vencer a la izquierda.