Un atentado en Bagdad causa 25 muertos y reaviva el conflicto religioso
Un atentado kamikaze con un coche bomba destruyó ayer la sede de una fundación chií en Bagdad, causando al menos 25 muertos y aumentando el riesgo de nuevas tensiones confesionales en un país sumido en una grave crisis política.
GARA | BAGDAD
El balance de 25 muertos y 65 heridos del atentado de ayer en Bagdad es el más grave en un atentado individual en la capital iraquí desde el pasado 27 de enero. El ataque se dirigió contra una administración que gestiona las instalaciones religiosas chiíes de Irak, en el barrio de Bab al-Muazzam, en el centro de Bagdad. Coincidió además con el día en que esta rama del islam celebra el nacimiento del imán Ali, una figura central de sus creencias.
El primer ministro Nuri al Maliki (chií) y el presidente del Parlamento Osama al-Nujaifi (suní), condenaron el atentado y apelaron a la calma, al igual que el enviado especial de la ONU en el país, Martin Kobler.
El edificio fue «totalmente destruido», según el director de la fundación, Sami al-Masudi.
Conflicto
La institución atacada mantiene un conflicto con su equivalente suní por el control del mausoleo chií Al-Askari de Samarra, una ciudad mayoritariamente suní. Este mausoleo fue objeto de un atentado en 2006, lo que desató una guerra confesional entre ambas comunidades que causó miles de muertos en los años siguientes.
El atentado de ayer se produjo después de que la fundación chií procediera a registrar el mausoleo cinco días antes, «Habíamos recibido muchas amenazas. Algunos medios han creado tensiones sobre este asunto», explicó Masudi, que defendió su actuación y denunció la existencia de «un plan para lanzar la guerra civil» de carácter sectario en Irak.
En el lugar del atentado algunos de los testigos, varios de ellos aún heridos, lanzaban sus críticas contra los políticos. «Maliki y Iyad Allawi se disputan el gobierno y nosotros somos las víctimas», clamaba el propietario de un restaurante, en referencia a la grave crisis política que enfrenta al presidente Maliki con dirigentes chiíes y kurdos que le reprochan su autoritarismo.
Un portavoz de la fundación suní, Faris al-Mehdaui, calificó el atentado de «criminal, cobarde y fanático» y la acción de quienes «quieren llevar al país a los años de la violencia». Poco después, un obús de mortero cayó sobre la sede de esta fundación suní en Bagdad, según indicó la misma en un comunicado. El Ministerio del Interior aseguró que se trató de una bomba y no hubo víctimas.
Fuentes de seguridad iraquíes atribuyeron la autoría del atentado a la organización Estado Islámico de Irak, la rama de Al Qaeda en el país.