El proyecto de ampliación del túnel de Renfe no acaba de convencer a todos los ugaotarras y debido a la movilización social que se está articulando en torno a esa obra los responsables del Consistorio continúan tratando de «vender» sus bondades mientras los opositores hacen lo propio y ya han recogido más de 700 firmas en contra.

El equipo de gobierno que lidera la jeltzale Izaskun Landaida propone sustituir el túnel de Zollo, de 5 metros de anchura y 4,5 de alto, por un nuevo cajón de hormigón bajo la línea férrea de 11 metros de ancho y 5,50 metros de altura. El objetivo, según defienden los responsables municipales, es mejorar la comunicación de vehículos y peatonal en la calle Barrena, ganando un nuevo carril de incorporación a la carretera BI-625.

No lo tienen tan claro quienes han conformado una iniciativa ciudadana en contra, que no ocultan su preocupación por el impacto del proyecto con el incremento del tráfico, inseguridad y lo que estiman importante en plena crisis, su «excesivo coste». Su alternativa, y así se lo han hecho saber al PNV, es peatonalizar la zona, «por la sencilla razón de que por ese túnel van a pasar más niñas y niños andando que vehículos».

En la reuniones efectuadas hasta el momento, recuerdan, los responsables municipales dan por hecho que el viejo túnel que sirve de salida hacia Zollo se demolerá y queda por determinar si tendrá una o dos direcciones. La iniciativa popular exige la paralización del proyecto, la apertura de un plazo de información, debate y elaboración de contrapropuestas y, por último, una consulta popular.

Son conscientes de que el actual túnel no cumple el plan de accesibilidad, al no disponer de una acera de 2 metros de ancho, pero la solución es la peatonalización. Rechazan que sea una barrera de separación dentro de Ugao, papel que sí atribuyen a la línea férrea y al polígono industrial de Arandia, que convierten en «extrarradio» a los barrios de Iturrigorrialde o Usila.

Explican que el polígono se diseñó «aprovechando al máximo el suelo industrial, `olvidándose' de realizar como mínimo un paseo peatonal periférico por el que las personas pudieran acceder a sus casas y acercarse al pueblo de manera segura. Lo que han conseguido -aclaran- es un área industrial con una mala conservación y ausencia de pantalla visual que la esconda un poco».

No se creen que si no se acomete el nuevo acceso peatonal y viario, con el polémico cajón de hormigón, el Departamento de Educación no vaya a construir el nuevo instituto. Estiman que es una «excusa» para justificar el polémico proyecto.

En el ámbito económico, entienden que hay otras soluciones más baratas en época de crisis. Argumentan que la obra costará a las arcas del Ayuntamiento ugaotarra, según sus previsiones, 307.442 euros, a pesar de que la Diputación vizcaina aportará una ayuda de un millón de euros.