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Las batallas más importantes de la anfitriona están fuera del campo

Las denuncias de varios mandatarios europeos sobre la situación de Yulia Timoshenko y, sobre todo, las espectaculares protestas de Femen ponen de manifiesto carencias en materia de los derechos fundamentales.

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Ucrania es un país que acaba de dejar atrás su adolescencia como Estado independiente. Estatus que alcanzó el verano de 1991 tras el desmantelamiento de la Unión Soviética. Marcada por el desastre de Chernobyl en 1986 y por sus relaciones comerciales con Rusia, Ucrania cuenta con una larga tradición futbolística. El Dinamo de Kiev y su mítico entrenador Valery Lobanovsky o los Balones de Oro ganados por el actual seleccionador Blokhin, Igor Belanov -que estuvo a punto de fichar por Osasuna en 1989- y Shevchenko así lo atestiguan.

Se trata de su segunda participación en una gran competición tras el Mundial de 2006 y último torneo de Schevchenko. Sus futbolistas fueron la base de la gran Unión Soviética de los ochenta -subcampeona de la Euro de 1988 y apartada de los Mundiales de 1982, 1986 y 1990 por arbitrajes más que dudosos-, y en los noventa algunos jugadores nacidos en Ucrania como Nikiforov, Yuran, Onopko, Ternavsky o Tsymbalar decidieron representar a Rusia tras la desaparición de la URSS. Otros como Mikhailichenko o Protassov sí que defendieron los colores de los zbirna (amarillos y azules).

La organización de la fase final de la Eurocopa supone un espaldarazo por parte de la UEFA. Sin embargo, son muchas las voces que se han alzado en torno a las carencias del país en materia de Derechos Humanos o en lo que a la mafia de trata de mujeres se refiere. La Canciller alemana Angela Merkel anunció su intención de no viajar al torneo y pidió a otros mandatarios boicotear la Eurocopa por el caso de Yulia Timoshenko. En esa línea se pronunció también el capitán de la mannschaft Philipp Lahm. «Mi postura sobre derechos fundamentales, derechos humanos, cuestiones como la libertad personal o la libertad de prensa no se corresponden con la situación de Ucrania. El modo en el que tratan a Yulia Timoshenko no tiene nada que ver con lo que a mi entender es la democracia», ageguró en «Der Spiegel».

Unas críticas a las que respondió el presidente ucraniano Victor Yanukóvich al asegurar que «la Eurocopa se celebrará pese al boicot». La situación de Yulia Timoshenko ha hecho correr ríos de tinta tanto en su país como en todo el continente. Conocida mujer de negocios de la nueva oligarquía ucraniana, fue una de las grandes aliadas de Viktor Yushchenko -recordado por el envenenamiento al que fue sometido y que le dejó serias secuelas en la cara- durante la llamada Revolución Naranja de Ucrania. Timoshenko fue presidenta del país en dos ocasiones, de enero a setiembre de 2005 y de diciembre de 2007 a marzo de 2010.

Tras una moción de censura, Timoshenko fue destituida. En mayo de 2010, se iniciaron varios procedimientos legales en su contra. El 5 de agosto de 2011 fue detenida bajo la acusación de haber «violado en repetidas ocasiones su imposibilidad de salir de la capital Kiev y obstruido la investigación que se llevaba a cabo en su contra debido a abuso de autoridad». Según el tribunal, esto llevó a la firma de contratos de gas, desventajosos para Ucrania, con Rusia. En octubre de 2011, Timoshenko fue condenada a 7 años de cárcel, tras haber sido declarada culpable en los cargos anteriormente citados.

Numerosos organismos internacionales, así como la Unión Europea, se mostraron críticos con su encarcelamiento. Sus seguidores, por su parte, le mantienen en recuerdo constante organizando manifestaciones, colocando velas o decorando toda clase de espacios públicos con grandes fotografías de Timoshenko. Algo que se acrecentó durante la huelga de hambre que mantuvo entre el pasado 20 de abril -denunció haber sido golpeada por un funcionario y logró difundir fotos de sus lesiones por la red- y el 9 de mayo cuando le aseguraron que sería tratada por un médico alemán

«Ucrania no es un euroburdel»

Otro de los asuntos más comentados en las semanas previas a la Eurocopa son las espectaculares protestas de la organización Femen. Un grupo de mujeres activistas que realiza sus acciones con el pecho descubierto para denunciar la situación en la que se encuentran las derechos de las mujeres en Ucrania y en especial la trata de las mismas.

Su preocupación por la utilización de la prostitución como reclamo para los aficionados durante el torneo es notorio. No quieren que con motivo de la Eurocopa, su país se convierta en lo que definen como un «Euroburdel». Y es que Ucrania es uno de los puntos más denunciados del planeta en lo que se refiere a trata de mujeres y el uso de las mismas como esclavas sexuales. Según diferentes medios de comunicación y tal y como muestra el documental «Esclavas del Sexo» -emitido por Documentos TV en el Estado español- desde el puerto ucraniano de Odessa se hacen todo tipo de transacciones comerciales de mujeres que llegan allí engañadas por los traficantes que les prometen un trabajo legal y remunerado.

En los meses previos a la Eurocopa, Femen ha realizado acciones de protesta muy llamativas. «Queremos que los aficionados al fútbol y Michel Platini -presidente de la UEFA- se olviden de jugar con sus balones y sean conscientes del hecho de que Ucrania se va a convertir en un euroburdel», denuncia la portavoz Olexandra Shevchenko. Así, en el mismo momento en el que se puso en marcha la cuenta atrás para el torneo, protestaron desnudas a cinco grados bajo cero en el Estadio de Kiev bajo el lema «Ucrania no es un burdel». La última de sus acciones ha sido disfrazarse de penes humanos sobre las mascotas de la Euro ubicados en los jardines de la capital.

El balón echará a rodar y la selección ucraniana tratará de hacer historia sobre los terrenos de juego, fuera del campo las protestas en favor de los Derechos Humanos volverán a estar muy presentes en un campeonato de talla internacional.

Beñat ZARRABEITIA

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