Rusia y China refuerzan su alianza en la pugna con EEUU por Asia central
Rusia y China por una parte, y Estados Unidos por otra, libran una batalla geoestratégica intentando aumentar su influencia sobre Asia Central, y han comenzado a mover sus piezas en torno a Afganistán, ante la prevista retirada de las tropas ocupantes a finales de 2014. Mientras Moscú y Beijing refuerzan su alianza en la cumbre del Acuerdo de Shangai, Washington estrecha lazos, sobre todo militares, con India para hacer de contrapeso a China.
GARA | BEIJING
Rusia y China se han comprometido a reforzar su alianza estratégica en el escenario internacional, desde el conflicto sirio a Irán y Afganistán, y sobre todo a apuntalar su influencia sobre Asia central, frente a los intereses de Estados Unidos en esta región que guarda importantes reservas de hidrocarburos.
Durante la visita del presidente ruso, Vladimir Putin, a Beijing, en la que ayer se entrevistó con el primer ministro chino, Wen Jiabao, y el vicepresidente Xi Jinping, el jefe de Estado ruso declaró que «la relación entre nuestros países es un elemento importante de las relaciones internacionales y de la seguridad internacional. Esto incluye intercambios entre nuestros sectores militares. Continuaremos cooperando juntos», recordando las recientes maniobras chino-rusas en el mar Amarillo.
Jiabao añadió que la alianza estratégica chino-rusa responde «no solo a los intereses vitales de nuestros dos países sino que reviste una importancia crucial para la paz y la estabilidad en el mundo».
El encuentro coincide además con la cumbre de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), para la cual Moscú y Beijing han invitado también al presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad y al jefe del Estado afgano, Hamid Karzai.
La OCS agrupa a Rusia, China, y cuatro ex repúblicas soviéticas: Kazajistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirgizstán. Irán participa como observador y Afganistán tiene previsto acceder a ese estatus durante la cumbre que concluye hoy.
Presencia en Afganistán
La OCS juega un papel de contrapoder a la influencia estadounidense en Asia Central, y en esta cumbre están sobre la mesa dos de los principales focos de interés de Washington: Irán, contra el que EEUU sigue presionando para frenar su programa nuclear, y Afganistán, de donde las tropas estadounidenses y de sus aliados tienen previsto retirarse antes del fin de 2014.
Tras la retirada, Rusia y China quieren recuperar presencia en el país. ««Seguiremos gestionando nosotros solos los asuntos regionales, protegiéndonos frente a las turbulencias del exterior, y desempeñaremos un papel más importante en la reconstrucción pacífica de Afganistán» aseguró el presidente chino, Hu Jintao, en una entrevista en el «Diario del Pueblo», órgano oficial del Partido Comunista Chino.
«La OCS tiene la experiencia y la capacidad necesaria en materia de lucha contra el terrorismo, los estupefacientes y la criminalidad transfronteriza así como en materia de desarrollo económico, y está dispuesta a reforzar su cooperación con Afganistán en lo que Afganistán esté abierto», precisó Liu Weimin, portavoz de la diplomacia china. Precisamente, el presidente afgano, Hamid Karzai, prevé firmar una declaración de asociación conjunta y cooperación con las dos potencias.
La lucha por la influencia en Afganistán se intensifica a medida que se acerca 2014, cuando el grueso de las fuerzas ocupantes occidentales tiene previsto retirarse del país. No obstante, los países occidentales ya han dejado claro que no abandonarán el país totalmente y tiene previsto dejar, al menos, «asesores y consejeros». Además, Kabul firmó en mayo otro acuerdo de cooperación, esta vez con Estados Unidos, al que Irán se opuso sin éxito.
Alianza de EEUU con India
Pero Washington tampoco deja de mover sus fichas en el tablero asiático. Mientras la OCS celebraba su cumbre, el secretario de Estado de Defensa, Leon Panetta, se encuentra de gira por India y el sudeste asiático, estrechando lazos que contrarresten el peso de la potencia china.
Panetta llegó el martes a Nueva Delhi, donde abordó la retirada de tropas en Afganistán el refuerzo del comercio de armamento entre los dos países y la cooperación en formación militar con el ministro de Defensa indio, A.K. Antony.
Panetta instó a India a que juegue «un papel más activo» en Afganistán, pese a las reticencias de su rival en la zona, Pakistán, con quien EEUU tiene relaciones cada vez más tensas.
El cambio estratégico de Washington hacia Asia busca, pese a las declaraciones públicas estadounidenses, frenar el cada vez mayor papel de China en la región, para lo que considera a India como un útil contrapoder.
Nueva Delhi se encuentra en un gran proceso de compra de armamento para modernizar su ejército y Estados Unidos se ha convertido en uno de sus principales proveedores, con material vendido por más de 8.500 millones de dólares desde 2001.
«Para que esta relación garantice la seguridad en la región y en el mundo, deberemos profundizar nuestra cooperación en defensa. Para eso he venido a India», afirmó Panetta en un discurso en el Instituto de Estudios y Análisis sobre Defensa en la capital india.
Precisó que «la nueva estrategia estadounidense pretende extender nuestros socios militares y nuestra presencia en el arco que se extiende del Pacífico occidental y el este de Asia a la región del Océano Índico y el sur de Asia». «La cooperación de defensa con India es un pivote en esta estrategia», añadió.
Pero también China y Rusia ven en su cooperación militar un eje clave en esta pugna geoestratégica. Vladimir Putin, aseguró que su país seguirá cooperando militarmente con China, incluso mediante la organización de maniobras conjuntas, una colaboración que se intensifica desde que Estados Unidos anunciase el desvío de parte de sus tropas y navíos hacia la región de Asia-Pacífico, donde ha situado su nuevo objetivo preferente.
También en el Pacífico
Putin se refirió a las recientes maniobras conjuntas realizadas entre las marinas de China y Rusia en el mar Amarillo como ejemplo de cooperación. «También continuaremos nuestra cooperación entre los ejércitos de tierra», declaró
Las maniobras conjuntas tuvieron lugar en abril durante seis días. Mientras China desplegó 16 navíos y dos submarinos, Rusia envió cuatro fragatas de su flota en el Pacífico.
«Le damos mucha importancia a las iniciativas conjuntas que pretenden mejorar la seguridad en la región Asia-Pacífico y en este contexto, mantendremos las relaciones entre nuestros ejércitos», indicó Putin.
Sin embargo, el impulso militar chino también ha levantado suspicacias en los países vecinos ante los diferentes contenciosos soberanos que existen en el mar de China Meridional. Estados Unidos trata de aprovechar estos temores para, a su vez, buscar apoyos.
Los países que se agrupan en la OCS y los que la integran como observadores reúnen al 43 % de la población mundial actual. También cuentan con el 17,5 % de los recursos de petróleo del planeta y cerca de la mitad de los de gas natural conocidos, según un estudio publicado en 2007 por el Instituto Internacional de Investigación para la paz de Estocolmo.
Se formó en 1996, cinco años después de la caída de la Unión Soviética, con el fin de reducir las tensiones en la zona y reforzar la cooperación militar. Mongolia, Irán, India, Pakistán, y ahora Afganistán, participan como observadores.
Mientras el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, participa en la cumbre de la OCS en Beijing, donde también se aborda el conflicto sobre el programa nuclear iraní. La Agencia Internacional de la Energía Atómica anunció que mañana intentará alcanzar un acuerdo con Irán en un nuevo encuentro en Viena para supervisar el programa nuclear iraní. Washington mostró su escepticismo sobre un posible avance.
Desde la cumbre de Beijing, el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, advirtió de que «nuevas sanciones contra Teherán serán totalmente contraproductivas». Rusia y China aseguraron de que mantener la confrontación «puede tener consecuencias negativas no solo para los países d la región,sino para toda la comunidad mundial». Moscú acogerá los próximos 16 y 19 de junio la siguiente ronda de negociaciones entre Irán y el grupo 5+1. El jefe negociador iraní, Said Jalili, desconfía de la voluntad de las grandes potencias de avanzar en la negociación y el propio Ahmadinejad estimó que Occidente busca «perder tiempo». GARA
Al menos 40 personas murieron y decenas fueron heridas en dos ataques en Afganistán. En un ataque conjunto de fuerzas afganas y de la OTAN en la provincia de Logar murieron al menos 18 civiles. Además, dos kamikazes se inmolaron en un mercado de Kandahar provocando 22 muertos.
Al menos un libanés murió y otros tres resultaron heridos por disparos de soldados sirios desde su territorio hacia Líbano, en la localidad fronteriza libanesa de Arsal.
La oposición siria denunció otra masacre similar a la de Hula, en la que un centenar de personas, entre ellas mujeres y niños, habrían muerto en Al Qubeir, en la región de Hama. Aseguró que primero fue bombardeada por el Ejército y luego atacada por los «shabihas» (matones del régimen) y miembros de las fuerzas de seguridad.
Rusia y China reiteraron su oposición total a cualquier intervención extranjera y a la imposición de un cambio de régimen en Siria, según un comunicado conjunto que hicieron público durante la cumbre de Beijing. El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, advirtió de que un cambio de régimen por la fuerza podría conducir a la región a una catástrofe.
Para dar una solución al conflicto sirio, Moscú y Beijing quiere que se lleve a cabo una nueva conferencia internacional para «ponerse de acuerdo con el fin de seguir honestamente y sin ambigüedades, el plan del emisario de la ONU, Kofi Annan, que prevé un alto el fuego y un diálogo político, pero que ha quedado en papel mojado. De hecho, el propio Annan presentará a la ONU un nuevo plan de paz ante el fracaso del primero con el recrudecimiento de la violencia en las últimas semanas, según un diplomático de la organización. El enviado internacional prevé ahora formar un «grupo de contacto» entre Rusia, China, EEUU, Gran Bretaña y Estado francés junto a otros países como Arabia Saudí, Qatar, Turquía e Irán con el que superar las diferencias que existen en el Consejo de Seguridad de la ONU, y presentar un acuerdo de transición «vagamente similar» al aplicado en Yemen, donde el ya expresidente Ali Abdula Saleh dimitió pero no ha sido perseguido.
Pero Estados Unidos se muestra escéptico sobre esta propuesta y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo que se reserva su opinión, cuestionando sobre todo la presencia de Irán en el grupo. Además, Washington marca su propio camino y dijo estar dispuesto a apoyar una acción amparada por la ONU aislando totalmente a Siria o recurriendo a la fuerza, pocas horas antes de que Clinton se reuniera con representante de Turquía, Estado francés, Gran Bretaña y varios ministros árabes para abordar el conflicto sirio. Sobre el terreno, la oposición denunció una nueva matanza en las ciudades de al-Koubeir et de Maarzaf, en la provincia de Hama, en la que habrían muerto un centenar de personas, entre ellas 20 niños y 20 mujeres. Además, al menos 46 personas murieron en los combates entre la oposición armada y las fuerzas del régimen, que han aumentado considerablemente en los últimos días. GARA