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RESCATE INMINENTE DE LA BANCA ESPAÑOLA

El futuro de la banca española pasa por Europa

Alberto CASTRO Analista económico

Los bancos del Estado español contarán con el auxilio de Europa a corto plazo, pese a que a día de hoy se desconocen oficialmente las necesidades de capital y el mecanismo para hacer llegar esa ayuda sin entrar en confrontación con la norma de los organismos financieros anticrisis.

La realidad se abre paso a medida que se van conociendo diferentes proyecciones donde se maneja una horquilla para saneamientos que va de 40.000 millones a 80.000 millones de euros. Por el momento, según el ministro De Guindos, se debe esperar a los informes completos del FMI -el jueves filtraba que hacen falta 40.000 millones- y de las dos consultoras privadas, Oliver Wyman y Roland Berger, para poder diseñar la estrategia menos dañina para las exhaustas arcas públicas. No obstante, las dificultades del Estado para obtener financiación a precios sensatos y la insuficiente generación de beneficios de las entidades españolas en apuros hace inaplazable recurrir al auxilio de Europa con el fin de cubrir el déficit de recursos propios.

Todas las últimas informaciones apuntan, en el mejor de los casos, hacia un escenario de rescate menos beligerante que los anteriores, donde Grecia, Irlanda y Portugal sufren intervenciones directas de los prestamistas de la troika, es decir FMI, Comisión Europea y BCE. En estos tres estados, sus economías deben asumir, sin oponer resistencia, programas de austeridad extrema y las correspondientes evaluaciones periódicas de su cumplimiento para poder seguir contando con un dinero al que no tienen acceso en los mercados por los altos intereses exigidos.

Escenario menos beligerante. En el caso del Estado español, de confirmarse los comentarios previos asignados a representantes de la Unión Europea y Alemania, el rescate sería exclusivamente para los bancos con dificultades de recapitalización, por lo que las condiciones serán menos lesivas para la economía. Sus repercusiones, por tanto, estarían alejadas de las dramáticas experiencias de Portugal, Irlanda y, sobre todo, Grecia. Sería un traje a medida de las necesidades de la banca del Estado español al que el sastre pondrá, sin duda, un precio. Por el momento, desde la Comisión Europea se insiste en que no se ha estudiado ningún proceso para acometer ese rescate selectivo, aunque dicen mantener las puertas abiertas.

Hasta ahora, se ha especulado con la habilitación de inyecciones provenientes del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), para que pasen después a consolidar el capital de los bancos.

También se han barajado otros escenarios de ayuda en los que intervendría el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que operará a partir de julio. En este caso, el dinero podría llegar a la banca, bien de forma directa o bien a través del Estado. La primera posibilidad no aparece contemplada en la letra de la legislación, por lo que sería necesario una rápida modificación, cosa poco probable por dos motivos: la negativa firme de Alemania y la lentitud crónica en la toma de decisiones de los órganos y gobiernos europeos. No obstante, esta vía va ganando adeptos lejos de Berlín según se acerca el momento de desvelar el agujero en los créditos bancarios.

La segunda alternativa implicaría una intervención en toda regla, prácticamente similar a las conocidas. De aceptarlo, el Estado español se debe comprometer a la fiscalización de sus cuentas por Bruselas y al cumplimiento de condiciones de austeridad todavía más dolorosas que las actuales.

El Gobierno Rajoy descarta esta última opción porque, asegura, todavía pueden financiarse en los mercados, un hecho puesto en duda por el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, al precisar que esa puerta se estaba ya cerrando. Poco después, sin embargo, se desdijo de sus palabras por salirse del discurso oficial. Pero muchos expertos no ven nada descabellada la opción del rescate completo -hasta responsables del PP bien informados lo han declarado factible-, toda vez que la prima de riesgo, pese a caer el miércoles por debajo de los 500 puntos por primera vez en diez días, está enviando señales de que esa eventualidad podría producirse si se alarga en el tiempo la brutal diferencia en la financiación con respecto a Alemania. El jueves, la agencia de calificación crediticia le daba otro puntapié a la deuda del Estado español al colocarla a dos escalones del bono basura.

¿Qué se rescata? Lo que se trata de rescatar primero es todo el sistema financiero, dado que las «manzanas podridas» y el fracaso en la reestructuración de las cajas han estropeado el cesto. Para empezar, hay que lidiar con los aproximadamente 180.000 millones de euros de activos problemáticos, que son el principal lastre para sacar a flote el conjunto del sector y a los que el Gobierno Rajoy ha hecho frente al fijar provisiones adicionales para contenerlos.

Este incremento de las provisiones es, justamente, uno de los principales argumentos usados por el nacionalizado Bankia para añadir otros 19.000 millones de euros a los 4.465 millones de euros que el Gobierno Rajoy ha convertido en capital para controlar su matriz BFA.

En algunos foros se piensa, por otro lado, que se ha pecado de exceso a la hora de amarrar las provisiones del «ladrillo bueno» por el miedo a que pueda convertirse en «malo» a la vista de la profunda crisis económica existente y el hundimiento del mercado de suelo e inmobiliario. A estos activos les corresponderán nuevas coberturas de 28.000 millones de euros, mientras que para los problemáticos se piden otros 54.000 millones de euros. Tampoco se descarta que los análisis de Oliver Wyman y Roland Berger obliguen a elevar los requisitos de saneamiento en las carteras crediticias ajenas al ladrillo.

De todos modos, la aportación extraordinaria de fondos europeos a los bancos también tiene matices positivos. Algunos expertos señalan que el inminente rescate, aunque temido inicialmente, es la mejor fórmula para restituir la confianza. Los bancos tendrían así menos reparos en hacer circular el crédito y la liquidez porque no habría necesidad de parapetarse en las políticas de saneamiento como excusa permanente. En definitiva, se pondrían las bases para dinamizar la reactivación económica.

Por último, de llevarse a buen puerto esta maniobra de recapitalización bancaria, podría hablarse también de un rescate fáctico del euro, ya que la economía del Estado español ha sido siempre la línea roja marcada desde Bruselas al ser demasiado grande para caer.

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