Barcina da por cerrada la crisis, aunque admite daños en la imagen del Ejecutivo
El Gobierno navarro se recompone tras un amago del PSN que duró una semana. Barcina lo da todo por cerrado y blinda a Álvaro Miranda como consejero de Economía. Pero la presidenta ya se muestra preocupada por la imagen que está dando el Gobierno de coalición.
Aritz INTXUSTA | IRUÑEA
La presidenta navarra, Yolanda Barcina, fue asaltada ayer por periodistas en un acto oficial en Lekumberri, a raíz del escueto comunicado con el que el jueves se cerró la última crisis de Gobierno. Barcina dijo que la crisis ha quedado zanjada, aunque añadió la coletilla de «no sé lo que considerará el Partido Socialista». La presidenta salió también en defensa del consejero de Economía, Álvaro Miranda, el más cuestionado por sus socios y a quien volvió a entregar todo su respaldo. Además, hubo de admitir que «le preocupa la imagen que se trasmite del Gobierno».
Tal y como se indicó el jueves, ha bastado un principio de acuerdo para que el PSN retirara sus amenazas y volviera a ponerse a la sombra de Barcina. Ahora llega el tiempo de la negociación sobre cómo se va a gestionar el desfase de 132 millones que Miranda ha encontrado en las cuentas. Por el momento, el bloqueo de partidas se mantiene hasta que la negociación concluya. No obstante, la solución será una subida de impuestos que rebaje la necesidad de recorte que ha determinado el consejero de Economía.
La oposición ha criticado sin ambages el «espectáculo» que ha dado el Ejecutivo navarro durante toda una semana, con una visita a Madrid para charlar con Alfredo Pérez-Rubalcaba incluida. Para Patxi Zabaleta, ha supuesto «la rendición política total de PSN», además de un «espectáculo patético». Bildu señaló que Roberto Jiménez y los suyos están «cautivos de sus sillones» y que, por eso, no fue creíble en ningún momento. El PP navarro afirmó que la ciudadanía quiere que los políticos resuelvan problemas «y no que los creen». I-E dice que le ha recordado a una actuación de Gila.
Los socios escenificarán la gravedad de una crisis que pocos han creído determinante, con la firma de un Acuerdo de Gobierno modificado. Es como si el Gobierno se hubiera roto en la práctica desde que el PSN anunciara el «impasse».