La extrema derecha francesa se impone en el centro del juego político
La extrema derecha francesa se ha impuesto en el centro del juego político, favorecida por la decisión de la derecha de no boicotear a sus candidatos y por el reconocimiento explícit de sus coincidencias. El FN espera así lograr siete escaños en la Asamblea Nacional.
GARA |
La segunda vuelta de las elecciones francesas del domingo podría suponer el regreso del ultraderechista Frente Nacional (FN) a la Asamblea Nacional, de donde ha estado ausente desde 1988, cuando tenía 35 diputados, y a donde la formación que lidera Marine Le Pen espera volver con siete escaños, aprovechando que se ha convertido en la tercera fuerza política del Estado francés y en uno de principales actores de la vida política.
El posible regreso a la Asamblea Nacional será impulsado por el cambio de estrategia de la derecha francesa, que ha abandonado el principio del «frente republicano», mantenido también por la izquierda y que consiste en apoyar al candidato que pueda impedir la elección de un aspirante ultraderechista, por el de «ni-ni», es decir, «ni FN ni izquierda». Un cambio saludado por Le Pen como «un avance muy importante».
Algunos candidatos, como Nadine Morano, exministra con Nicolas Sarkozy, han admitido abiertamente sus coincidencias con el FN en «valores» como «el descontrol de la inmigración» y «el rechazo a la asistencia». Incluso hay quien, como la diputada saliente Brigitte Bareges, no duda en confesar su satisfacción si Le Pen gana en su distrito de Henin-Beaumont, frente al candidato del PS y se queja de que los minoritarios Verdes y Partido Comunista «se beneficien de esos asientos».
El FN se medirá en «triangulares» -con otros dos candidatos- en 31 circunscripciones, una de las cifras más altas de la historia, por detrás de 1997, cuando forzó 76 triangulares que acabaron debilitando a la derecha.
Los expertos creen que en la mayoría de los casos fracasará, empezando por Henin-Beaumont, donde Le Pen (42,36%) tiene muchas posibilidades de ser batida por el socialista Philippe Kemel (23,5%) al estimar que la mayoría de los electores de los eliminados apoyarán al segundo. Algo similar a lo que se prevé en otros 29 duelos con candidatos ultraderechistas, pero no en las «triangulares» donde la división de voto de los «antiFN» pueden dar una opción a los ultraderechistas.
Los casos más claros son los de Marion Marechal-Le Pen, sobrina de Marine Le Pen, en Carpentras, y el reputado abogado Gilbert Collard, en Saint-Gilles, ya que los tres candidatos -PS, UMP y FN-, siguen en la carrera. Todo lo contrario a lo que ocurrió en Bouches-du-Rhône, donde el derechista Roland Chassain anunció su retirada para apoyar a la candidata ultraderechista frente al aspirante del PS.
La primera dama francesa, Valérie Trierweiler, mostró ayer su apoyo a Olivier Falorni, candidato del PS que rivaliza y podría derrotar Ségolène Royal, excompañera de Hollande y que ha recibido el respaldo del aparato del partido, en la segunda vuelta de las legislativas del domingo.
