ZIENTZIA
El nobel polaco Roald Hoffmann explica en Bilbo las perspectivas de la química
En su ponencia, Hoffmann expuso numerosos ejemplos para presentar las diferentes perspectivas de la química, haciendo hincapié en su dimensión artística y sicológica. Según sus propias palabras, la química es arte, artesanía, el negocio de las sustancias y sus transformaciones. También es ciencia de moléculas microscópicas, tanto simples como complejas.
Durante su intervención, explicó también que la química está presente en todos los ámbitos de la vida, bien sea cuando cocinamos o cuando ponemos en marcha el motor del coche para ir a trabajar.
También hizo un repaso de la química a lo largo de la historia, mencionando la labor de los antiguos alquimistas. Resaltó, asimismo, el valor de esta ciencia, poniendo como ejemplo la quimioterapia en medicina, que sirve para salvar la vida de muchas personas que padecen cáncer.
No obstante, también habló sobre las tensiones que provoca lo antinatural de la química, en el caso de la quimioterapia, los efectos secundarios que puede provocar o el uso de productos químicos para tratar la tierra y poder obtener productos fuera de temporada. Todo ello siempre bajo la atenta mirada de la ética.
El científico poeta
Roald Hoffmann ganó en 1981 el premio Nobel de Química por su trabajo acerca del comportamiento de las reacciones químicas. En más de 500 artículos científicos y dos libros ha mostrado a la comunidad científica nuevas formas de ver la geometría y la reactividad de las moléculas. Actualmente trabaja en física de la materia condensada.
Hoffmann combina sus tareas científicas con una importante faceta literaria. Para él, hacer ciencia y poesía a la vez no tiene ningún misterio. «Las dos surgen de un esfuerzo por entender el universo, de mi propio amor personal por enseñar lo que he aprendido y de un entusiasmo por el idioma», reconoce en su libro de poesía «Catalista».
Este Nobel de Química es a la vez un entusiasta de la cultura como forma de divulgación de la ciencia. A través de la poesía, el teatro o el café científico que lidera en Nueva York, Hoffmann demuestra que es posible hacer de la ciencia algo divertido.
Roald Hoffmann recibió en 1981 el premio Nobel por su trabajo acerca del comportamiento de las reacciones químicas. Alterna sus tareas científicas con una importante faceta literaria.