«Estoy muy satisfecho, porque España no tiene en estos momentos esos 100.000 millones ni, como sabe, puede emitir deuda pública». De esta manera respondió ayer el presidente español, Mariano Rajoy, a la pregunta sobre el rescate a la banca lanzada por el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. Tanto Rubalcaba, como Joan Coscubiella (ICV) y Rosa Díez (UPyD), los tres portavoces a quienes les correspondía interrogar al jefe del Ejecutivo, dirigieron sus requerimientos a la inyección de dinero procedente de Europa. Pero Rajoy no se movió un milímetro. Como viene siendo habitual, no mencionó la palabra «rescate», y aprovechó sus breves intervenciones en la sesión de control al Gobierno para alardear de la operación económica presentándola como un éxito de su gestión, pese a que sus palabras ya han sido enmendadas por los líderes europeos.

«Es un crédito que pagará la propia banca y debemos celebrar que nuestros socios europeos nos hayan ayudado», se reafirmó Rajoy. Ni una mención a que es el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), una institución estatal, el que recibirá el dinero y, por tanto, el que tendrá que responder de impago. Tampoco dio detalles sobre los intereses, acerca de cuánto dinero pedirán finalmente o si, como dice el ministro de Economía, Luis de Guindos, y sus socios europeos, el crédito tendrá impacto en las cuentas del Estado.

Con apenas dos minutos de tiempo por respuesta y la seguridad de que no tendrá que dar explicaciones más elaboradas hasta el mes de julio, el líder del PP insistió en vender la imagen de un «crédito en situación ventajosa» con la que ha explicado el rescate desde su primera comparecencia del domingo.

El presidente español también aprovechó sus respuestas para hacer pública la carta que envió tres días antes de la intervención a Durao Barroso en la que insistía en un proyecto de mayor unidad fiscal y bancaria para Europa. Además, realizó una férrea defensa de las medidas de recorte impulsadas por su Ejecutivo.

Control del Gobierno

Frente a las exigencias de explicaciones, el Ejecutivo español ha tomado una postura beligerante. De hecho, en ocasiones da la sensación de que es el Ejecutivo quien realiza la sesión de control al resto de grupos. Así actuó Rajoy con Rubalcaba, a quien le señaló que la inyección monetaria a la banca se tenía que haber llevado a cabo «tres años antes», cuando el PSOE estaba en el poder. «Como teníamos el mejor sistema financiero del mundo no se hizo y vamos con tres años de retraso respecto a los demás», afirmó, en referencia a las declaraciones realizadas en su momento por los portavoces del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.

No fue el único que usó la máxima de «la mejor defensa es un ataque». La misma estrategia fue adoptada por la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, por Luis de Guindos y por Cristóbal Montoro, ministros de Economía y Hacienda, respectivamente. Todos ellos volvieron a convertir la Cámara en un cruce de acusaciones entre los dos principales partidos sin aportar claridad sobre por qué se ha llegado a esta situación y cuáles serán los próximos pasos.

Ante la demanda de más transparencia, Sáenz de Santamaría redujo su propuesta a un debate en la comisión del FROB «que sí sea transparente». Hasta el momento, estas comparecencias se realizan a puerta cerrada, aunque no detalló si estaba dispuesta a realizarla con luz y taquígrafos.

«La situación es difícil y exige tomar medidas. Y para tomar esas medidas, los españoles eligieron a un Gobierno sólido que tiene un gran apoyo dentro y fuera», dijo Rajoy. La mayoría absoluta le permite no dar más explicaciones.