En estos convulsos días de crisis e incógnitas, tampoco corren buenos tiempos para los medios de comunicación que, día tras día, se sirven de sus propios titulares para anunciar despidos, recortes y el resto de males endémicos que atenazan a buena parte de la población laboral.

El gigante mediático Prisa no está siendo ajeno a este mal crónico y, días después de anunciar con mucha pompa y circunstancia el nacimiento de la variante hispana de «The Huffington Post», diversas noticias vuelven a apuntar directamente a la línea de flotación de este gigante con pies de barro.

A la consabida polémica que generó la masiva utilización de blogeros sin remunerar que nutrirían buena parte de los contenidos de «El Huffington Post», se unió la multa cuantiosa -160.000 euros- con la que Inspección de Trabajo y Seguridad Social sancionó a el periódico «El País» tras ser demostrada la explotación que padecían los becarios de la Escuela de Periodismo.

Días más tarde, el ciclón azota de nuevo a Prisa con el anunció del despido de más de 200 profesionales de la Cadena Ser - en octubre del año pasado ya fueron despedidos 188 trabajadores- y una bajada de los sueldos del 10% de media.

No contentos con esta medida, los altos mandos ejecutivos del Grupo Prisa parecen decididos a seguir aplicando nuevos recortes laborales con los que pretenden hacer frente a la mala gestión de la empresa y al brutal desplome que está padeciendo el mercado publicitario después de haber dado el visto bueno al canje de activos por deuda con algunas de las entidades bancarias más importantes.

Tal y como desprenden algunos datos, Prisa llegó a perder más de 450 millones el año pasado, seis veces más que en el 2010, y la deuda que atenaza al emporio rondaba el año pasado los 3.500 millones de euros. En un intento por detener esta sangría, el grupo liderado por su Consejero Delegado, Juan Luis Cebrián, llevará a cabo una serie de desinversiones entre las cuales figura su intención de vender el porcentaje que posee de Cuatro.

Juego de fuerzas

A pesar de contar con la «garantía» de los principales bancos del Estado español -Santander, BBVA y Caixa Bank-, Cebrián quiere generar cuanto antes un fondo de dinero líquido para poder abonar la deuda y, por ese motivo, quiere desprenderse del paquete accionarial que le une a Mediaset la cual -abanderada por el todopoderoso magnate Paolo Vasile- quiere obtener el derecho a veto en el consejo de Digital +. Con esta medida de presión, Mediaset -que dispone del 22% de Digital +- perseveraría en su empeño por obtener una mayor fuerza a la hora de tomar o frenar las decisiones más importantes que afecten a la plataforma de pago.