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Udate

¡Nos cambiamos de casa!

Habrá quien opine que en vacaciones no hace falta salir del propio entorno, y quien crea que unas vacaciones sin viaje no son unas vacaciones. Para quien se identifique más con el segundo grupo, aunque también un poco con el primero, está pensado el intercambio de casas. Un sistema nada nuevo, pero que se está empezando a poner de moda, de viajar a cualquier parte del mundo como si estuvieras en tu casa y gratis.

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Texto: Nagore BELASTEGI
Fotografías: Mónica MONTEAGUDO, Martin MALM

La tendencia indica que cada vez menos gente sale de vacaciones en temporada alta y mucho menos para una larga temporada. Sale demasiado caro, y quien quiere viajar al extranjero tiene que conformarse con planear sus viajes a largo plazo y espaciándolos. Y cuando la gente se va de vacaciones sus casas se quedan vacías. ¿No sería buena idea que otros viajeros las utilizaran como alojamiento? En esta idea se basa el intercambio de casas. Aunque no es un sistema que esté muy extendido todavía, todo apunta a que cada vez más gente se lanzará a la aventura.

Con solo poner las palabras «intercambio» y « casas», o «home» y «exchange» en su versión internacional, en el buscador, aparecen muchísimos resultados que nos llevan a páginas web donde la gente registra su vivienda con esperanzas de que otra persona en el mundo se interese en ella. De este modo los inquilinos de cada una de las casas se ponen en contacto, y si se ponen de acuerdo con las fechas y a ambos les gusta el lugar, podrán irse de vacaciones gratis durante ese periodo estipulado, cambiándose las casa.

La legazpiarra Mónica Monteagudo nos lo explica mejor. Ella ya lleva algunos años disfrutando del intercambio de casas y no tiene ninguna queja. Mónica y su familia son usuarios de la página web homeforexchange.com porque, además de ser fiable es la más barata. Para poder acceder a la información sobre las viviendas registradas es necesario inscribir la de uno mismo primero, y pagar una cuota que no llega a 100 euros los tres años.

Una vez el registro está completo, con fotografías de la casa, información de la situación y del número de viajeros, se puede comenzar la búsqueda para ponerse en contacto con los lugares que más nos interesan. «Si no te importa a dónde ir mandas un correo masivo ofreciendo tu casa y, si a alguien le interesa, contesta. O puedes buscar un sitio concreto y en la búsqueda avanzada especificar qué tipo de cambio de conviene. Nosotros solemos buscar una casa con niños, porque tenemos una hija, y eso significa que tendrá juguetes», comenta Monteagudo.

Esta familia comenzará sus vacaciones el 27 de julio y partirán hacia Buja, un pueblo cerca de Dolomitas. Se llevarán con ellos su coche porque irán en ferry desde Barcelona. Anteriormente han estado en Irlanda, Holanda, Suiza y Estado francés. A Monteagudo le gusta este sistema de vacaciones porque es bonito, barato, cómodo y enriquecedor, y por la gente a la que llegan a conocer en el intercambio.

La legazpiarra asegura que la gente está muy interesada en Euskal Herria pero que, como casi siempre, las quejas van dirigidas al clima. Nos cuenta que «el año pasado cuando vinieron los suizos en julio dejó de llover solo dos días. ¡Aunque nosotros tampoco vimos demasiado el sol en Suiza!»

Yo a Suecia y tu a Donostia

Xabier Ortiz es otro de los viajeros que se ha animado a probar el intercambio. Vive en una casa cara al mar en Donostia, por lo que suele recibir bastantes propuestas. Sin embargo, opina que hay quien prefiere una casa grande a tener bonitas vistas, y que el sistema da la posibilidad de que cada uno eliga lo que quiere.

Aunque las ventajas superen a las desventajas (si no fuera así no repetirían la experiencia), nos cuenta que lo que más cuesta es ponerse de acuerdo en las fechas de las vacaciones o en el modo de entrega de las llaves, porque todo hay que hablarlo en inglés. Aún así, todavía no han tenido ningún problema. El año pasado Xabier y su familia estuvieron en San Francisco dos semanas, y este año se han ido a Estocolmo.

Quien también ha elegido la capital de Suecia como destino vacacional es Fernando Olalde, que se fue de vacaciones el jueves. El año pasado cambió una casa que tiene en el valle del Baztan con su cuadrilla y se fueron todos juntos a un pequeño pueblo de Bretaña. Esta vez han optado por cambiar su casa de Egia para ir a Estocolmo 15 días. Fernando cree que el intercambio de casas es especialmente útil a la hora de conseguir alojamiento en una ciudad, porque los precios generalmente son muy altos. «Además hemos tenido suerte porque hay vuelos directos de bajo coste Biarritz-Estocolmo, por lo que el viaje también nos ha salido barato», afirma.

Mientras Olalde está visitando Estocolmo, su casa está ocupada por una familia de suecos. Martin Malm, su mujer y sus dos hijos se alojan durante estos días en Egia. Este es su tercer intercambio y se han decidido por el barrio donostiarra porque el año pasado estuvieron en Santander, y desde allí hicieron varias escapadas a Bilbo. Les gustó tanto que se quedaron con ganas de conocer más Euskal Herria. «Nos gusta mucho Donostia. Aquí sentimos que tenemos todo lo que necesiamos en un solo sitio», relata Malm.

Al sueco nuestra gente le parece simpática e interesante, pero les cuesta adaptarse a nuestro ritmo de vida debido a los niños. «La costumbre de cenar tan tarde está resultando ser un reto, pero el tener nuestra propia cocina nos facilita las cosas», asegura.

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