TOUR 2012 Movistar se quedó con seis corredores y Euskaltel tiene difícil acabar con siete hoy
El manto de San Fermín no protegió a los navarros
Erviti regresó tras ser operado en un hospital de Metz y Verdugo sufrió mucho para llegar último a meta.
Joseba ITURRIA
Movistar fue fiel a su tradición de presentarse con el pañuelico rojo a la salida de ayer de Tomblaine como tiene por norma en los 30 días de San Fermín que ha vivido en el Tour, pero ni ayer había ánimo de fiesta en el equipo ni el manto de San Fermín protege a los navarros presentes en la ronda francesa.
Imanol Erviti regresó ayer a Iruñea tras ser intervenido en la noche del viernes para cerrar la profunda herida que sufrió en su pierna derecha en la caída registrada a 25 kilómetros de la meta. En un principio se anunció que debía estar ingresado en el Hospital de Bon Secours de Metz durante 48 horas, pero luego se decidió que, de no mediar contratiempos, iba a regresar ayer mismo en compañía de José Iván Gutiérrez, el tercer corredor del Movistar que se ha visto obligado a abandonar.
El cántabro tampoco pudo salir ayer como consecuencia del fuerte golpe que sufrió en la rodilla derecha. Las pruebas a las que le sometieron en el hospital determinaron que no había fractura, pero el médico del equipo teme que tenga el cartílago rotuliano afectado y por eso emprendió viaje de regreso a Iruñea junto a Erviti para conocer el alcance de su lesión.
El parte médico sobre el estado del ciclista navarro que hizo público el Movistar a última hora de la noche del viernes ofrecía menos dudas porque las pruebas que le realizaron confirmaron «una profunda herida en su pierna derecha con pérdida de masa muscular que precisó el paso por el quirófano».
Las dos bajas se suman a la de José Joaquín Rojas, que se rompió la clavícula el martes y ayer comenzó a hacer rodillo para intentar llegar a los Juegos, prueba para la que había sido seleccionado por José Luis de Santos.
Verdugo consiguió acabar
Gorka Verdugo tomó la salida a pesar de su profunda herida en la tibia y realizó toda la etapa en la cola del pelotón en compañía de otros damnificados por las caídas como los Garmin Farrar y Vansummeren. En los dos puertos de Tercera no podía seguir el ritmo del grupo y llegó a meta en último lugar junto a Farrar tras perder más de 20 minutos en los últimos 45 kilómetros.
En las redes sociales se difundió una foto de la herida abierta de Verdugo y dolía solo con verla. De no haber perdido Euskaltel a Astarloza y Txurruka seguramente habría abandonado, pero el de Etxarri-Aranatz, que lleva todo el Tour cruzado desde su fuerte caída en el prólogo, hizo un sobreesfuerzo para no dejar a su equipo con solo seis corredores. Más difícil lo tendrá hoy porque la etapa presenta muchos y duros puertos. Como se quede en los primeros, Euskaltel tampoco se puede arriesgar a dejar un corredor con él y perder a dos por fuera de control como sucedió con Alan Pérez y Amets Txurruka en 2009.
Además la etapa es corta y el escaso margen del fuera de control no invita al optimismo. Pero Verdugo lo intentará con la esperanza de que luego tiene dos días, la crono y el de descanso, para intentar recuperarse antes de afrontar los Alpes.
El parte de bajas ayer parecía más propio de una batalla que de una prueba ciclista al ascender a trece el número de abandonos, doce provocados por la caída que más ciclistas ha dejado fuera de concurso en el Tour.
Al margen de los cuatro corredores que no llegaron a acabar la etapa como Astarloza (Euskaltel), Vigano (Lampre), Danielson (Garmin) y Poels (Vacansoleil), ayer tampoco pudieron salir Txurruka (Euskaltel), Hesjedal y Hunter (Garmin), Dupont (Ag2r), Wynants (Rabobank) y Freire (Katusha), que fue el único que sufrió las lesiones en una caída previa a la montonera. Tenía una rotura de tres costillas y el pulmón perforado, lo que le obligará a estar un mes en reposo y le impedirá ir a los Juegos, donde seguramente será sustituido por Fran Ventoso (Movistar). Anthony Delaplace (Saur) intentó seguir con una fractura de escafoides, pero en el kilómetro 8 se quedó descolgado del pelotón y en el 40 abandonó.
La montonera que se formó a 25 kilómetros de la meta de Metz dejó fuera del Tour a doce corredores, a los que se sumó Freire, que se rompió tres costillas y se perforó el pulmón en una caída previa. El cántabro no podrá ir a los Juegos.
Las trece bajas provocadas por las caídas de de la etapa del viernes aumentan a diecisiete la lista de abandonos en este Tour. La web de la ronda francesa ofreció estadísticas de abandonos en la séptima etapa y se remontó hasta 1998 para encontrar la misma cifra de retirados a estas alturas de carrera. Las bajas se han centrado especialmente en cuatro equipos. Movistar -Rojas, Erviti y Gutiérrez- y Garmin -Hesjedal, Hunter y Danielson- han perdido a tres corredores y Euskaltel -Txurruka y Astarloza- y Rabobank -Wynants y Tjanllingii- a dos. Además, el equipo norteamericano tiene con serios problemas a Vansummeren y Farrar y el vasco a Verdugo. Los tres van a tener muy difícil acabar hoy en el plazo previsto.
Además han perdido un corredor Ag2r, Vacansoleil, Lampre, Argos, Sky, Katusha y Saur. Solo están al completo once equipos -BMC, RadioShack, Orica, Europcar, Cofidis, FDJ, Liquigas, Lotto, Saxo Bank, Astana y Omega Quick Step- aunque la mayoría de ellos tienen algunos tocados y lesionados.
Muchas bajas para llevarse solo siete etapas. El año pasado, a pesar de todas las caídas y las retiradas de corredores importantes, solo se habían retirado ocho en la primera semana. En solo dos de los últimos quince Tours se han pasado de los doce abandonos a estas alturas mientras que la cifra más baja se dio en 1999, tres.
Las caídas registradas en la etapa del viernes y sus secuelas motivaron que se reabriera el debate de la conveniencia o no de la utilización de los pinganillos. Los defensores de su utilización siempre han esgrimido que ofrece una seguridad a los ciclistas, pero los detractores, con Voeckler a la cabeza, defienden justo lo contrario: «Todos los directores gritan a sus corredores que tienen que estar adelante y no hay sitio para todos en una calzada de siete metros. La culpa de las caídas es de los pinganillos», dijo Voeckler. Joseba ITURRIA