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Etxerat afirma que las últimas agresiones son consecuencia directa de la dispersión

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Ion SALGADO | GASTEIZ

Para los familiares de los presos políticos agrupados en Etxerat las últimas agresiones acaecidas contra los represaliados en la prisión alicantina de Foncalent y en el penal francés de Villefranche-sur-Saône y son «consecuencia directa» de la dispersión penitenciaria impuesta por los gobiernos de Madrid y París.

En una rueda de prensa ofrecida ayer Gasteiz, Mattin Troitiño e Izaskun Abaigar, en representación de Etxerat, destacaron que alejar a los presos políticos de casa, «así como alejarlos entre ellos y ellas en las cárceles», abre la puerta a que se produzcan agresiones como las sufridas por Ruben Ribero, Julen Mujika E Ibon Goieaskoetxea en Villefranche y por Aitor Liguerzana en Foncalent.

En cuanto a las circunstancias que rodearon la paliza a los tres represaliados internos en el penal francés, que fueron atacados por un grupo de funcionarios, Abaigar y Asier Goieaskoetxea, hermano de Ibon, detallaron que la agresión se produjo tras la prohibición de una visita a los familiares de Julen Mujika.

Como Goieaskoetxea recordó, la tensión entre los funcionarios y los presos vascos se incrementó el día anterior a la agresión -acaecida el pasado 1 de julio-, cuando los funcionarios impidieron que los familiares pudieran acceder a la visita porque al pasar por el detector de metales este pitaba.

Ante esta situación, los tres presos decidieron realizar un «plante» en el patio a la hora de retornar a sus celdas. Al comprobar que los respresaliados no abandonaban el patio, los funcionarios optaron por utilizar la fuerza y, ataviados por cascos y porras, agredieron a los implicados, que posteriormente fueron aislados.

Es más, según explicó Asier Goieaskoetxea, su hermano fue introducido en un pozo y agredido por el responsable de los funcionarios antes de volver a su celda. Esta situación fue denunciada por el represaliado vizcaino ante un juez francés, que ignoró su declaración.

Tensión en Foncalent

Por otro lado, Jon Liguerzana denunció la agresión sufrida por su hermano Aitor en la prisión alicantina de Foncalent, donde fue atacado por un preso social, que le clavó un punzón por la espalda. Tal como explicó, la hostilidad se produjo porque tres días antes habían trasladado a la prisión a un preso social que, al parecer, «tenía alguna incompatibilidad con los vascos».

Además, Liguerzana destacó que el preso que promovió la agresión llegó a amenazar a los familiares de los represaliados políticos encarcelados en Foncalent. «Los familiares no nos encontramos más que con dificultades y obstáculos», concluyó Abaigar.

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