El congreso de la formaci�n marroqu� V�a Democr�tica fue, el s�bado pasado, el contexto en el que hasta quince partidos pol�ticos mostraron su respaldo a la b�squeda de una soluci�n dialogada al conflicto que enfrenta a este pa�s con los estados espa�ol y franc�s. Entre los firmantes del documento, en el que se insta a las partes a que se comprometan con el proceso, hay fuerzas de Europa, �frica y Asia, que se suman al listado cada vez m�s largo de agentes internacionales comprometidos con la b�squeda de un escenario de paz justa en Euskal Herria.

Desde que la izquierda abertzale decidi� comprometerse con un proceso unilateral que permitiera superar el bloqueo pol�tico que tanto favorec�a a los estados, la necesidad de implicar a la comunidad internacional en ese camino ha estado siempre presente. Y el trabajo desarrollado en este �mbito ha sido de gran calado, con frutos tan importantes como la propia Declaraci�n de Aiete o la participaci�n de personalidades de talla mundial en el Grupo Internacional de Contacto (GIC) o la Comisi�n Internacional de Verificaci�n (CIV). Asimismo, formaciones pol�ticas y agentes sociales de todo el planeta han ido expresando su apoyo a lo que, igual que en Euskal Herria, tambi�n m�s all� de nuestras fronteras se percibe como una oportunidad hist�rica. Significativamente, a medida que la implicaci�n internacional se ha hecho m�s patente, la incomodidad de las autoridades espa�olas ha ido en aumento, hasta el punto de que alg�n representante institucional ha perdido el decoro que se le presupone.

La posici�n de quienes defienden el proceso de resoluci�n democr�tico abierto en Euskal Herria se entiende, se respeta y se comparte en la escena internacional, precisamente porque apela a la democracia y al ejercicio racional del di�logo. Al contrario de lo que proponen aquellos que buscan obstaculizarlo, cuya actitud aparece incomprensible a los ojos de todo el mundo. Esa batalla tambi�n la est� ganando este pueblo.