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�El caballero oscuro: La leyenda renace� clausura la era Nolan
El Batman de Christopher Nolan se acaba con esta tercera entrega, que presenta un título contradictorio de cara al posterior «reboot» o relanzamiento anunciado ya por Warner. En el futuro tendrá otro actor principal, porque Christian Bale también confirma su despedida.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Christopher Nolan ha dicho que el tema de su tercer y definitivo Batman es el dolor, como en el primero lo fue el miedo y en el segundo el caos. Quiere esto decir que presenta a un Bruce Wayne más cansado de la dependencia como alter ego del Hombre Murciélago, y por eso la caracterización de Christian Bale lo muestra envejecido y con claros síntomas de desgaste.
El guión escrito en colaboración con David S. Goyer y su hermano Jonathan Nolan reúne ideas de algunos cómics recientes sobre el personaje creado por Bob Kane, en los que ya se hace visible dicha fase decadente. El salto temporal es de ocho años, habida cuenta de que Batman quedó fuera de circulación tras su enfrentamiento con el Joker en «Caballero oscuro», habiendo de cargar con una culpa que no le correspondía. Su vuelta solo podrá producirse en circunstancias de verdadera alarma, que es la que provoca el nuevo villano Bane.
Gran parte del impacto de la nueva película reside en la caracterización terrorífica a cargo del actor inglés Tom Hardy, que engordó unos cuantos kilos para transformarse en Bane, un forzudo monstruo psicópata que lleva la cara cubierta por la mascarilla a través de la cual le son suministrados los fármacos que necesita para soportar las dolencias que sufre. No cabe duda de que Hardy ha llegado a este papel después de protagonizar «Bronson», la brutal realización con la que el danés Nicolas Winding Refn empezó a ser el realizador de moda.
El resto del reparto lo componen los fijos Michael Caine, Morgan Freeman, Liam Neeson y Gary Oldman; a quienes se suman Anne Hathaway, Marion Cotillard y Joseph Gordon-Levitt. En roles más secundarios se puede ver además al veterano Tom Conti, a Juno Temple y a un recuperado Matthew Modine. Muchas presencias de postín que justifican el descomunal presupuesto cifrado en unos 250 millones de dólares.