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La gran muralla verde contra el desierto, un proyecto loco en Africa

Levantar una muralla de 7.500 kilómetros de árboles que frente el avance del desierto en África, de este a oeste, es «una locura» que ya ha comenzado a llevarse a cabo en Senegal y que, además, tendrá consecuencias sobre la calidad de vida de la población.

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Stéphane BARBIER | AFP

Un proyecto loco», admite el presidente senegalés, Abdoulaye Wade, uno de los padres de la Gran Muralla Verde, destinada a para la desertización en África, cuyos efectos son observados con lupa por científicos franceses y africanos en Tessekere (norte de Senegal). Una ancha franja de 15 kilómetros en la que se han plantado distintas especies vegetales, la Gran Muralla Verde (GMV) debe conectar a través de unos 7.600 kilómetros el oeste y el este de África, de Senegal a Djibuti, pasando por Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad, Sudán, Eritrea y Etiopía.

La parte senegalesa de la Gran Muralla esta ya muy avanzada y se extiende por 535 kilómetros: desde el inicio de las plantaciones en 2008, esencialmente con acacias de diferentes tipos,e ntre ellas la acacia-Senegal que produce la goma arábiga, cubre hoy una superficie de unas 15.000 hectáreas. Las parcelas plantadas están rodeadas de 5.000 kilómetros de cortafuegos destinaos a impedir los incendios.

«Es un proyecto loco, pero un poco de locura no es inútil para concebir lo que nunca se ha concebido, afirmó Wade durante la presentación del proyecto en 2005 en una conferencia de los estados sahelo-saharianos. Su gobierno financia casi en solitario la muralla en Senegal hasta un máximo de 1,4 millón de euros al año, pero están previstas otras financiaciones como la de la Unión Europea. Hacen falta 140 millones para terminar el GMV en Senegal, según el coronel Matar Cissé, director de la Agencia Nacional de la GMV.

«Al principio, la gran muralla era una idea política» subraya desde al zona rural de Tessekere-Widu por donde pasa la franja verde y donde se han establecido sus equipos y los de los científicos que la estudian.

«Aquí, ponemos un contenido técnico adaptado en la gestión de cada ecosistema en perfecta armonía con las poblaciones rurales»mayoritariamente pastores, subraya el coronel Cissé.

En su opinión, la Gran Muralla Verde debe «valorizar el desierto, transformarlo para fijar las poblaciones y luchar contra la emigración. «Es un programa de lucha contra el cambio climático, la sequía, la pobreza», añade su adjunto, el coronel Pape Sarr. En esta región semiárida donde llueve apenas tres meses al año, cada uno guarda en la memoria las grandes sequías de los años 1970 y 1980 que diezmó a los hombres y a las rebaños de bueyes, cabras, y ovejas. Con la GMV, han aparecido viveros donde se hace crecer las especies que se plantarán allí, así como «jardines polivalentes» de frutas y hortalizas de varias hectáreas aparecieron, administrados por las mujeres de Tessékéré-Widu. El agua, escasa, proviene de perforaciones, de cuencas de retención del agua de lluvia y de un brazo del río Senegal.

El medio, la salud, el ganado...

Según Gilles Boëtsch, antropobiologista francés, investigador del Centro Nacional de Investigación Centífica (CNRS) la GMV «tiene mucha influencia sobre el medio ambiente, las actividades humanas, la salud, los regímenes alimentarios y el ganado».

El CNRS, con la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar, ha creado en Tessékéré un Observatorio Hombres-Medio dirigido por Boëtsch, que estudia todos los impactos del proyecto, en el cual colaboran también científicos malienses y de Burkina-Fasso.

Lamine Guèye, senegalés, profesor de medicina encargado de observa el impacto sobre la salud, destaca en particular que con la gran muralla verde el paludismo que había disminuido en la región, podría volver a a aumentar, porque los mosquitos van a volver». La implantación del observatorio y sus equipos ha permitido consultas gratuitas en una zona rural y aislada donde el «99% de la gente no ha visto médicos en su vida», subraya Guèye.

Pero la Gran Murala Verde también tiene el efecto implicar un movimiento de solidaridad de estudiantes senegaleses y extranjeros que, cada año, vienen por centenares a Tessékéré para plantar árboles esperando que su gesto contribuirá al desarrollo de una región pobre y aislada.

china ha levantado ya una muralla de 4.500 kilómetros de árboles

El proyecto africano para hacer frente a la desertización, aunque se presente como una locura por su dimensión, cuenta con un precedente en China. La Gran Muralla Verde china ocupa actualmente unos 500.000 kilómetros cuadrados que también tienen como objetivo frenar el avance del desierto en el norte y el oeste del país.

La intención de las autoridades chinas es alcanzar los 400 millones de hectáreas en 2050. El proyecto supone plantar una franja de arbolado a lo largo de casi 4.500 kilómetros desde Xinjian a Heilongjiang.

Según Beijiing, el desierto alcanza ya el 27% de la superficie del país, y sigue avanzando. Además, China presenta este proyecto como una iniciativa para absorber dióxido de carbono. Pero no todo son aspectos positivos. La Gran Muralla Verde china cuenta con detractores que critican el tipo de especies plantadas, de rápido crecimiento y que degradan la calidad del bosque y afecta a la fauna, además de ser menos efectivas para frenar al desierto que las especies autóctonas. GARA

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