El sindicato explica en un comunicado que en apenas nueve meses, la dirección de la empresa ha presentado dos ERE de suspensión de contratos. El primero fue presentado argumentando «causa productivas y de mercado de carácter estructural». Sin embargo, la central denuncia que detrás de estos expedientes no hay más que la más dura aplicación de la reforma laboral.

Según relata, hace nueve meses se aprobó un ERE inicial que se tradujo en una congelación salarial, un aumento «salvaje» de la flexibilidad, una suspensión de contratos de 132 días para un período de 51 meses para toda la plantilla y el despido de 88 trabajadores.

En este sentido, señala que el comité decidió negociar los despidos, cuestión ante la que LAB fue el único sindicato que no se mostró de acuerdo. Finalmente se aceptaron los 88 despidos, según afirma LAB, bajo la premisa se que así se evitaría un mayor sufrimiento y una mayor merma salarial para el resto de la plantilla.

«Un golpe muy duro»

Sin embargo, el sindicato subraya que los despidos no han evitado que la dirección vuelva a poner sobre la mesa otro ERE temporal, esta vez de carácter coyuntural y de 124 días de suspensión de contratos en un período de 15 meses. En este sentido, LAB opina que se ha asestado «un golpe muy duro» a los trabajadores.

Así las cosas, afirma que la plantilla se encuentra ahora ante tres condenas: una pérdida total de derechos en el convenio colectivo, el despido de 88 personas y una reducción de salario y jornada del 50%.

LAB reitera su pleno rechazo a estas medidas al igual que las impuestas en el anterior ERE y afirma que no va a entrar a negociar «las miserias que se están planteando ahora encima de la mesa». La central precisa que «esta situación no viene derivada solamente por una coyuntura de mercado» y asegura que «la dirección está aprovechando esta situación de crisis global y remodelación de las cadenas productivas para sacar una mayor tajada del erario público». Añade que la plantilla está sirviendo «como punta de lanza de cara a la aplicación de la nueva y salvaje reforma laboral del Gobierno español».

En su opinión, con este nuevo ERE, la dirección pretende «recortar derechos en el convenio y acortar la vigencia del anterior ERE». Por todo ello, aboga por blindar convenios que imposibiliten la aplicación de la reforma laboral.