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El orgullo yankee busca restituir su honor volviendo a encabezar el medallero

Tras la desmantelación de la Unión Soviética, Estados Unidos se había creído su papel de única superpotencia del deporte mundial. Desde Barcelona 92, siempre había dominado el medallero, hasta que China mancilló su orgullo en Beijing. Ahora buscan revancha en London.

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Jon ORMAZABAL

Con rusos y británicos como posibles jueces, la lucha por el primer puesto del medallero en Londres parece una lucha cuerpo a cuerpo entre un Estados Unidos, con su orgullo herido, y una China que quiere refrendar su poderío lejos del Nido del Pájaro y del Cubo de agua de Beijing, donde hace cuatro años infligieron a los yankees una dolorosa derrota, arrebatándoles la supremacía por vez primera desde la desintegración de la Unión Soviética. Si bien los norteamericanos cosecharon 110 medallas en 2008, contra 100 de los chinos, lo que cuentan para el triunfo final son las de oro y China, con 51 títulos contra 36 de Estados Unidos, se quedó con la gloria, aprovechando esa ola a favor que siempre tiene el anfitrión.

USA, a recuperar el «Number One». Al igual que sucede con el sistema de medidas o el reloj avanzando hacia atrás en el «soccer», su forma de llamar al fútbol, el medallero olímpico en Estados Unidos también parece ir a contracorriente del mundo y así, en la mente de todos los yankees está que su país ganó los Juegos de Beijing por el total de medallas, pese a que el resto de la familia olímpica mundial se guía por la lógica del patrón del oro para determinar el ganador.

Así que los estadounidenses han cruzado el Atlántico con la firme intención de recuperar el hábito de mirar hacia abajo a todas las naciones, tanto en el número de medallas como en oros, como en 1996 en Atlanta (101 medallas, 44 de oro), en el año 2000 en Sydney (94 medallas, 37 de oro) y 2004 en Atenas (101 medallas, 35 de oro). «Honestamente, no puedo dar una cifra, pero puedo decir que vamos a ganar el medallero de los Juegos», dijo en abril Alan Ashley, líder en el equipo del Comité Olímpico Estadounidense (USOC).

Los norteamericanos han dominado la cuenta de medallas desde que Pierre de Frédy, barón de Coubertin, concretó sus sueños de revivir los Juegos Olímpicos, y la idea cobró cuerpo en Atenas (Grecia), del 6 al 15 de abril de 1896.

En medio de la anarquía, entre equipos oficiales y competidores por libre, el primer campeón de la historia olímpica fue el estadounidense James B. Connolly, un desgarbado que se escapó de la Universidad de Harvard para viajar hasta Grecia por su propia cuenta y ganar el triple salto, con un brinco de 13.71 metros.

Tras alternar con Francia e Inglaterra el dominio en las siguientes tres citas olímpicas, los estadounidenses hilaron cinco Juegos Olímpicos seguidos hasta Berlín-1936, donde la Alemania de Adolf Hitler los desplazó a la segunda posición.

Desde entonces, y salvo el paréntesis que medió de Melbourne-1956 a Barcelona-1992, dominado por la desaparecida Unión Soviética, los estadounidenses han sido amos y señores de las citas olímpicas.

Además, los dos deportes más importantes de los Juegos, la natación en la primera semana y el atletismo en la segunda, son un filón para la delegación estadounidense, donde en muchos casos resulta más complicado para sus deportistas pasar sus trials internos que obtener el oro: en Beijing los nadadores obtuvieron 31 medallas (12 títulos, incluyendo los ocho oros de Michael Phelps, tres de ellos en los relevos) y los atletas subieron al podio en 23 ocasiones, aunque solo siete veces a lo más alto.

En Londres, el propio Phelps y Missy Franklin, que parte como candidata a ser la versión femenina de su compatriota, garantizan un buen número de preseas. En atletismo la competencia global parece más fuerte, con Jamaica mandando en las distancias cortas, pero el equipo femenino, con Sanya Richards-Ross (400 m) y Allyson Felix (200 m), promete buenos resultados. Además, ocho de los nueve campeones mundiales en Daegu 2011 estarán en los Juegos.

El dominio de EEUU debería extenderse a los deportes de equipo -exceptuando el balonmano-, mientras que la esgrima, el tiro y la lucha van a ser una fuente de medallas apreciable para que los estadounidenses no encadenen dos Juegos Olímpicos sin estar en lo más alto del medallero por vez primera desde 1948.

China, a refrendarlo fuera de casa. Al margen de una buena organización y unas espectaculares ceremonias de apertura y clausura, los Juegos de 2008 supusieron un hito para China. Sin embargo, los recientes éxitos de Liu Xiang, con el récord del mundo de 110 metros vallas, o del nadador Sun Yang en los 1.500 metros, dan muestra de que el éxito chino de 2008 no fue una simple excepción. Ahora toca refrendar esos buenos resultados en Londres, capital del excolonizador que los chinos conocen bien.

Tras su desilusión en Beijing, por su abandono en la pista debido a una lesión, antes de correr, Liu Xiang explicó que su único «sueño era correr en la pista olímpica», pero no irá a Londres solo a competir. Sun también parece listo para colgarse una medalla, tras borrar el viejo récord del mundo de Grant Hackett del Mundial 2011.

Pero la fuerza de China reside en su potencia en los pequeños deportes como el tenis de mesa, el bádminton, los saltos -clavados-, tiro, halterofilia o gimnasia, que le dieron 38 títulos olímpicos en 2008, con un 100% de eficacia en oros en tenis de mesa, 7 de 8 en clavados, 8 de 15 en halterofilia y 11 de 18 posibles en gimnasia, además de 5 sobre 10 en tiro. Este esquema se debería repetir en Londres, donde China no parece tener competencia en esas disciplinas.

«Esta costumbre de ganar podría conducir al relajo, es un desafío para nosotros», explicó Zhou Juhong, patrón de los clavadistas chinos. No obstante, según deportistas y entrenadores, el éxito de Beijing estimuló el apetito olímpico chino y, especialmente, su sistema de deporte de Estado, con financiación abundante para los entrenamientos de una nueva generación de prodigios.

Las escuelas de deporte a la carta soviética, que seleccionan y forman a los deportistas desde edades muy cortas, con horas y horas de entrenamiento, han producido campeones del mudo en natación, judo, lucha, tiro o remo, deportes en los que antes el gigante asiático apenas brillaba.

Pese a estos pronósticos de buenos augurios, los dirigentes deportivos chinos prefieren poner un listón bajo para los 380 deportistas que irán a Londres, explicando que van a tener una «fuerte competencia» después de Beijing.

Incentivos millonarios en Rusia. El combinado ruso ha acudido a London con una meta muy clara; ganar al menos 25 oros en una decena de deportes y acabar en el podio del medallero, con el claro objetivo de confirmarse definitivamente como superpotencia deportiva, 21 años después de la caída de la Unión Soviética. «Queremos terminar entre los tres primeros paises con más medallas», afirmó el presidente del Comité Olímpico Ruso (ROC), Alexander Zhukov, quien puso el listón bien alto, con el objetivo de conquistar al menos 25 títulos olímpicos, es decir, dos más que en Beijing.

Una ambición legítima para los expertos del deporte en Rusia, que estiman que los resultados en 2008 estuvieron realmente por debajo de su potencial, pese al buen balance final que los ubicó terceros en el medallero general con 72 metales.

Para incentivar aún más a sus deportistas, Rusia no ahorra en medios y ha dispuesto que en London todo ganador de un oro se llevará, además de la gloria olímpica, una prima de un millón de dólares en efectivo. Ese dinero proviene de la financiación de uno de los magnates del país, Vladimir Lisin, rey de la siderurgia, según el vicepresidente del ROC, Ahmed Bilalov.

Dos mujeres serán las jefas de la delegación rusa, la zarina de la pértiga Yelena Isinbayeva, doble campeona olímpica (2004, 2008), y la tenista Maria Sharapova, campeona del último Roland Garros que la llevó al número uno mundial de la WTA.

Entre los hombres, Valery Borchin en los 20km marcha y Yury Borzakovsky, campeón olímpico en 2004 y de Europa este verano en Helsinki, en los 800 metros, pueden bañarse en oro. «La competición va a ser muy dura, pero creo que esta vez podremos llevarnos seis medallas de oro», afirmó el presidente de la Federación rusa de atletismo, Valentin Blakhniche.

En natación, Anastasia Zueva, campeona mundial de 50 m espalda en 2011, se postula para el oro, pero la gran estrella acuática rusa es Natalia Ishchenko, la reina del nado sincronizado, que se llevó el oro en Beijing y ya se ha hecho una famosa coleccionista de títulos mundiales y europeos. Los equipos femeninos de balonmano -plata en 2008-, y de voleibol -campeón del mundo en 2010- pueden recoger medallas. Pero Rusia también espera recoger una buena cosecha metálica en gimnasia, esgrima, halterofilia, tiro, lucha y boxeo.

Gran Bretaña, complicado mejorar. El país anfitrión de los Juegos Olímpicos casi siempre rompe sus récords en el medallero general, pero Gran Bretaña se puso un objetivo muy complicado hace cuatro años en Beijing, con la conquista de 19 títulos, por lo que debería conformarse si repite resultado en London-2012. «En Beijing ganamos 47 medallas. Ahora el objetivo es 48», declaró el ministro de Deportes británico, Hugh Robertson. Algo parece seguro; el récord de los primeros Juegos de London en 1908 (140 metales, 55 de oro) no va a ser superado.

En Beijing, al ubicarse en el cuarto puesto del medallero, los británicos enderezaron sus resultados de forma espectacular, dejando atrás la pesadilla de Atlanta en 1996, con 15 medallas y un solo oro, para quedar en un lamentable 36º puesto. El éxito en tierra china se logró en dos tercios con tres disciplinas, que le dieron a Gran Bretaña 13 oros: ciclismo en pista (7), vela (4) y remo (2).

En casa, parecen en condiciones de repetir. Los velocistas adelantaron su buen momento en el Mundial de enero pasado al dominar cinco de las diez especialidades olímpicas. En London tendrán posibilidades en todas las pruebas, pero sobre todo en el keirin con el triple medallista de oro de Beijing, Sir Chris Hoy.

La misión dorada ciclista podría comenzar por buen carril en la prueba de ruta el 28 de julio, con el velocista Mark Cavendish, gran favorito para ganar el oro en el Mall, la avenida que lleva hasta Buckingham Palace, en un trazado hecho a medida del hombre de la isla de Man.

Si bien la explosión del ciclismo británico es más bien reciente, Gran Bretaña ha sido y sigue siendo una potencia sobre las aguas. Con 25 medallas de oro, el equipo británico es el máximo ganador de títulos olímpicos de la historia en vela.

En atletismo, Gran Bretaña no posee ninguna estrella de clase mundial como eran Sebastian Coe, Daley Thompson o Jonathan Edwards, pero tiene esperanzas de oro con Mo Farah en semifondo, Dai Greene en los 400 m vallas, ambos campeones mundiales el año pasado en Corea del Sur, y Jessica Ennis en heptatlón. En la piscina olímpica, Rebecca Adlington liderará el equipo de natación, después de sus dos títulos en 400 m y 800 m en China.

Alemania, con menos deportistas. Alemania desea conservar su rango entre los mejores, más allá de que presentará la delegación más reducida desde la reunificación, veinte años después de Barcelona-1992. Cuartos en 2008, las selecciones de fútbol, balonmano, basket y las diferentes modalidades de voleibol no lograron sus boletos para Londres, por lo que Alemania tendrá menos de 400 deportistas en los Juegos londinenses, contra 428 en 2000 en Sidney, 449 en 2004 en Atenas y 441 en 2008 en Beijing.

«Pero tenemos el derecho a luchar con los mejores, sabiendo que deberemos hacer frente a la oposición más fuerte jamás vista», repite Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Alemán (DOSB).

La equitación, que cosechó 5 medallas, tres de ellas de oro en Beijing, será una vez fuente de grandes esperanzas, de la mano del campeón de Europa y del mundo Michael Jung. También el atletismo. Alemania apuesta principalmente por los lanzadores, con el discóbolo Robert Harting, doble campeón mundial, que superó la barrera de los 70 metros por primera vez en su carrera, el joven David Storl, número uno en peso, y las potentes Betty Heidler, récord mundial de martillo (79,42 m), Nadine Müller (disco) y Christina Obergföll (jabalina).

En natación, Britta Steffen ha vuelto a encontrar la velocidad que le permitió ganar el doblete 50-100 m libre en 2008, mientras su compañero y doble recordman mundial (200 y 400 m libre) Paul Biedermann sueña con entrar en el palmarés olímpico.

Australia ansía entrar en el Top 5. La natación y los ciclistas de pista son los puntales en los que confía Australia para conseguir en London su objetivo de alcanzar los 15 títulos olímpicos y hacerse un hueco en el Top-5 del medallero. Durante las tres últimas ediciones de los Juegos de verano, el país de Oceanía se ha hecho con en un lugar entre los seis primeros, con un récord de 16 oros cuando fue anfitrión de los Juegos de Sydney en el año 2000.

«Nos tomamos el deporte para poner de relieve nuestra nación al más alto nivel, a nivel mundial», dijo el jefe de la expedición aussie Nick Green.

La natación es el principal proveedor de medallas de Australia, no en vano, tiene 58 títulos en la historia de los Juegos, lo que le da la segunda plaza en el ránking, aunque lejos de EEUU, con 217. Este año, James Magnussen, con cuatro de los siete mejores tiempos en la historia de 100 metros, encabezará la potente natación australiana, bien secundado por Stephanie Rice. Los pistards y la vallista Sally Pearson también parecen valores seguros para los aussies, que completan el elenco de grandes potencias.

 

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