«El Parlamento es algo decimonónico. Las estructuras de hace 200 años no son operativas en el mundo digitalizado del siglo XXI». Yolanda Barcina, con esta declaración, trató de superar el mal trago que le había preparado ayer la oposición al exigirle una explicación sobre cómo aplicará las drásticas medidas de Madrid. La presidenta, en minoría y sin aliados, cargó contra la máxima institución navarra después de que los grupos le echaran en cara que no está defendiendo la postura de la mayoría social, cuando ese es su deber como presidenta.

La salida de tono de Barcina apuntó ser una maniobra para desviar la atención sobre su postura endeble ante los recortes, pero fueron declaraciones de calado. La presidenta dejó claro que a ella le sobran concejales y parlamentarios. Y no solo por motivos económicos, ya que a su juicio, el sistema «redunda en el descrédito que sufre la actividad noble que es la política».

Bildu consideró que el discurso de Barcina «demuestra que la derecha navarra quiere volver a los tiempos de Amadeo Marco». Para esta formación, UPN «no puede admitir que en las instituciones haya ideas y pensamientos diferentes a los suyos y ahora con al excusa de la situación económica pretenden dar un paso atrás». Bildu, además, emplazó a Barcina a ir a por todas: «Si quieren que desaparezcan estas instituciones, que lo digan claramente».

Precisamente, la mayoría parlamentaria ajena a UPN consiguió que, pese a que el Parlamento está de vacaciones, ayer tuviera lugar una sesión triple de comisiones con la presidenta, la consejera de Economía y el responsable de Política Social.

Barcina, fue la primera en someterse al escrutinio de los grupos, preocupados por qué va a hacer ante los recortes del PP. A este respecto, Barcina metió las medidas en dos sacos, diferenciando las que, a su juicio, son de obligado cumplimiento y aquellas en las que el autogobierno da un margen. Pero, al final, Barcina metió todas las medidas de peso y polémicas al saco de las obligatorias y lo único que peleará UPN será una mejor fiscalidad para empresarios -los llamó «emprendedores»- y deducciones por vivienda. Barcina sí que mantendrá ayudas para la contratación.

La presidenta trató de justificar su decisión de no oponerse a las decisiones extremas de Madrid en virtud de un informe de los servicios jurídicos del Gobierno, que no mostró al Parlamento. Al término de su intervención, el grupo de Bildu hizo los trámites para que se les entregue dicho informe. Por su parte, Patxi Zabaleta (NaBai) desconfió de la versión de la presidenta y le echó en cara que, de todo ese informe, solo leyó una frase en una intervención de más de una hora. «Su explicación no está jurídicamente bien fundamentada», le espetó Zabaleta. Asimismo, la oposición en bloque le exigió que exprima el autogobierno para paralizar las medidas.

Nafarroa encaja un golpe crítico

Independientemente del sustento legal que tenga su postura, Barcina ha decidido acometer sin objeciones los recortes en prestaciones por desempleo, subirá el IVA, dejará a los funcionarios navarros sin la extra de Navidad, asume que los comercios podrán abrir en festivos y reducirá las ayudas a la dependencia. En este último punto, resulta más endeble aún la versión de que sea una medida obligada, porque UPN bajará estas ayudas a dependientes, pero «manteniendo el diferencial» que existe con el del Estado.

La decisión de no subir los tipos de IRPF para empresas también es llamativa, puesto que solo se podrán mantener cuando las facturas se hagan a otros particulares o empresa navarras, pero se amoldarán al ratio marcado por el PP cuando facturen al resto del Estado. Barcina adelantó que, si la CAV mantiene el IRPF, se podría facturar también con las retenciones actuales en todo Hegoalde.