Veinticuatro horas después de que Catalunya pidiera el rescate para poder hacer frente a sus deudas, el Parlament ha aprobado el pacto fiscal que aboga por crear una Hacienda propia y por ser dueña de la llave de la caja recaudatoria. La asfixia financiera de Catalunya, una nación con una cultura empresarial emprendedora y muy productiva, es mayúscula y no puede ser relativizada. Con el mercado de crédito cerrado a cal y canto para las autonomías, especialmente para las del litoral mediterráneo, Catalunya no ha tenido más remedio que pedir la ayuda del Estado para lidiar con su deuda. Como consecuencia, tendrá menos autogobierno y más dependencia. Y seguirá atrapada en un déficit fiscal insostenible, mirando permanentemente al Estado para poder pagar sus políticas, presa en un régimen común de financiación que ya no da más de sí.

La propuesta del pacto fiscal, inspirada a imagen y semejanza del Concierto y el Convenio vasco-navarro, tiene como propósito poder salir de ese círculo vicioso y dotarse de instrumentos para poder desplegar todo el potencial que posee Catalunya. Aprobada en el Parlament con la abstención del PSC y los votos en contra del PP, C's y SI, todo indica que será rechazado por Madrid. De hecho, Rajoy trabaja otra agenda que pasa por el desmantelamiento progresivo del modelo autonómico y una recentralización del Estado. Paradójicamente, el contexto de crisis terminal le sirve de pretexto para implementar esa política de reconquista y restitución. Los antecedentes en la negociación del nuevo Estatut, entonces con el PSOE en el Gobierno, no invitan precisamente al optimismo. Todo indica que la Agencia Tributaria propia se encontrará con el mismo muro.

Un nuevo conflicto entre Catalunya y Madrid está servido en el menú. Conviene prepararlo y dotarlo de nuevos horizontes para evitar atascarse en una espiral de frustración. Las palabras de expresident Jordi Pujol -«independencia o miseria»- cobran ahí todo su sentido. Catalunya tiene activos y nervio suficiente para preparar la transición hacia la independencia. En ello, como siempre, tendrá a su lado a Euskal Herria.