Un millón de internautas exigen a YouTube la descarga libre
Un joven alemán lidera una iniciativa mundial que exige al gigante YouTube la posibilidad de que los usuarios puedan descargar los contenidos de este portal libremente. Algo que es posible en plataformas como Vimeo. YouTube se atrinchera en su barricada burocrática.
Koldo LANDALUZE | DONOSTIA
Son muchos los ejemplos que clarifican el poder que manejan los grandes emporios que han encontrado su particular «coto de caza» en el universo virtual. A nadie se le escapa el gran alcance popular que tienen plataformas como YouTube, un escaparate que tras su en apariencia fácil acceso, cuenta con una multitud de recovecos burocráticos que dejan en nimio el contrato que firmó Fausto.
Una de las cuestiones principales con la que topamos cuando accedemos a YouTube se traduce en una cuestión que en su aparente fácil resolución, conlleva una complejidad abierta a lecturas de todo tipo: la imposibilidad por parte de amigos o allegados de descargar los vídeos que colgamos en este portal.
Esta cuestión ha adquirido una gran relevancia durante estos días y gracias al empeño de un joven alemán llamado Philip Matesanz, un estudiante de Informática Aplicada de la Universidad de Hannover que ha liderado una cruzada personal abanderada por el lema «Libertad en YouTube».
A través de la petición que cursó en la plataforma Change, Matesanz ha logrado el respaldo de más de un millón de usuarios que han decidido plantar cara al gigante YouTube para exigirle que los usuarios puedan descargar sus contenidos. La respuesta de este servicio de vídeo de Google, lejos de aclarar el panorama, lo espesa un poco más cuando afirma lo siguiente: «Nuestros términos de uso están para ayudar a nuestros socios y propietarios de los derechos del contenido, muchos de los mismos confían además en los ingresos generados por estos vídeos para ganarse la vida. Siempre nos hemos tomado en serio las violaciones de nuestras normas, y vamos a seguir reforzándolas en contra de quienes pretendan violarlas».
Para quienes respaldan la protesta, la respuesta es mucho más obvia: «Es importante que YouTube modifique su política, que se implique, que nos escuche porque es ya el presente del vídeo y la televisión. Para los jóvenes es el principal sitio de consumo de contenido audiovisual y cada vez más estudios consideran que va a suplir a los medios de comunicación de masas. Por eso es relevante crear conciencia y que deje de comportarse como un monopolio».