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Iñaki san sebastián

Alternativas innombrables

«Lo que no se puede pagar hay que quitarlo», se nos dice con contundencia desde el Gobierno estatal. De acuerdo. Ningún problema para aceptar una sentencia aparentemente tan razonable. ¿Por dónde empezamos?. Esta sí que es la pregunta del millón, madre de todas las discrepancias. Tal como van desarrollándose los acontecimientos, parece que lo mas fácil es empezar atacando el bolsillo de las clases medias y bajas. ¿No hay alternativas?. Claro que las hay, pero se diría que son innombrables.

Voy a saltarme la norma y voy a mencionar algunas consideradas intocables por los poderes fácticos. ¿Por qué no ahorrarnos lo que nos cuesta una Casa Real cada vez mas desmadrada?. ¿A qué viene el despilfarro de mantener un Senado totalmente inútil?. ¿A qué esperamos para iniciar una profunda reforma de un Ejército sobredimensionado?. ¿Por qué la Iglesia de los pobres no inicia la venta de su oro y piedras preciosas, para financiar Cáritas y dejar de pedir subvenciones a un Estado al borde de la bancarrota?. ¿No es hora de acabar con las comunidades autónomas, en quiebra técnica, surgidas de la aplicación de la nefasta ocurrencia conocida como «café para todos»?. ¿Qué se está haciendo para atajar el fraude fiscal de las grandes fortunas?. ¿Y, a nivel internacional, para acabar con la invulnerabilidad de los «paraísos fiscales»?. Suma y sigue.

Demasiada alternativa innombrable como para que no salte la chispa de las movilizaciones en masa. La ciudadanía parece estar cansada de hacer «el primo» y muestra su total desacuerdo con los recortes anunciados por el Sr. Rajoy y su equipo. Cada vez es más difícil ocultar la transferencia de bienestar a unos pocos a costa de convertir en «paganos» a todos los demás. En este punto me surgen unas cuantas preguntas más, que seguro no serán del gusto de los acaparadores de bienestar. ¿A cuánto ascienden las fortunas, (patrimonio y renta, incluyendo lo evadido a paraísos fiscales), de los millones de familias votantes del Partido Popular?. ¿Y las de los millones restantes?. ¿Cuál sería el porcentaje de riqueza nacional de unos y otros?. ¿Cuántos impuestos pagan, cada uno de los grupos, a esta España enfilada hacia la quiebra?. Me temo que las cifras son de escándalo. Pero vayamos más lejos. Que se hagan los mismos cálculos tomando como muestra al millón personas mas ricas dentro del Estado. Es decir, poco más del dos por ciento de la población total. Seguro que los datos resultan aún más escalofriantes. No sé si he entendido bien los números que he visto por ahí, pero he llegado a la siguiente conclusión: las gentes de PP, entre las que estarán a no dudar el millón de super-ricachones, ellas solitas, podrían salvar a la España que a lo largo de los últimos años les ha hecho ricos.

Los demás bastante tendrían con sobrevivir, tratando de no traspasar la barrera de una mínima dignidad. ¿Cómo evitar que los «primos» pasemos de la folclórica indignación a algo mucho más serio?.

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