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Idealización de la familia y de la niñez, a cargo de Julie Delpy en «Le Skylab»

Julie Delpy ganó el Premio Especial del Jurado en la pasada edición del Donostia Zinemaldia con una comedia familiar sobre sus recuerdos de infancia. Recrea una reunión veraniega en casa de su abuela, apoyada en un reparto compuesto por amigos y compañeros de profesión, e incluso su propio padre, Albert Delpy. El tono es irregular, contagiado por un tiempo metereológico también variable, sin acertar a encajar los momentos dramáticos en el ligero conjunto.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

En la sección a concurso de los festivales la crítica y el jurado se aburren tanto que, basta la inclusión de cualquier comedieta o película ligera en el programa, para que les coja el momento tonto y se pongan a reir. Algo de eso ocurrió el año pasado en Donostia con «Le Skylab», película que cayó simpática y que, a pesar de su tono irregular, se llevó el Premio Especial del Jurado.

Julie Delpy acierta al escoger como referencia coyuntural la incertidumbre que a final de los 70 provocó la caída de los restos del satélite espacial Skylab en la tierra. Pero luego es lo de siempre, con la enésima reunión familiar del cine francés en casa de la abuela para celebrar su cumpleaños.

Los tópicos se van acumulando, sin que los momentos de tensión dramática encajen dentro de la ligereza del conjunto. Hasta el grave incidente de un intento de violación es pasado por alto, porque al fin y al cabo la película quiere responder al sentimentalismo de aquel verano de la niñez en el que la protagonista conoció el amor en forma de primer beso.

Tonton Hubert

«Le Skylab» cuenta con un muy buen reparto, gracias a la colaboración con Julie Delpy de sus compañeros en la actuación. Sin embargo, el grupo es tan numeroso que todos tienen que entrar en la foto de familia, por lo que hay personajes que quedan desdibujados o tienen muy poca incidencia en el relato.

Los que mejor funcionan son los extremos generacionales, tanto los niños y adolescentes como los ancianos. La pequeña Lou Alvarez es un encanto, y resulta tan inolvidable como el viejo Tonton Hubert encarnado por Albert Delpy, padre de Julie. El joven Vincent Lacoste se luce en las escenas de la discoteca, recordando a las divertidas comedias juveniles que en la década de los 70 hacía Pascal Thomas.

Los adultos fallan más, salvo cuando interactúan con las dos generaciones antes mencionadas, como en la secuencia de la playa nudista. Las discusiones políticas están muy mal metidas, todo por el empeño en demostrar que las ideologías contrarias pueden convivir dentro de una misma familia. Los progres de izquierda y los fachas más recalcitrantes aparecen caricaturizados de modo pueril.

Julie Delpy actúa, canta, escribe, dirige...

Julie Delpy no se conformó con ser actriz y ha ido probando de todo, desde grabar discos a realizar películas. Ella opina que para hacer cine no hace falta saber mucho sobre la técnica o el lenguaje fílmico, que lo importante es conocerse a una misma. Es su particular concepción del cine de autor, aunque nunca ha demostrado ninguna originalidad tras la cámara. Se le abrió el cielo cuando el genio del cine independiente Richard Linklater contó con ella como actriz para su díptico formado por «Antes del atardecer» y «Antes del amanecer». Ni corta ni perezosa, pensó que podía hacer su copia, realizando «Dos días en París» y «Dos días en Nueva York». Como el cine independiente se le quedaba pequeño hizo entre medias la ambiciosa «La condesa». M.I.

Dirección y guión: Rajko Grlic Intérpretes: Miki Manojlovic, Bojan Navojec, Daria Lorenci, Natasa Dorcic País: Croacia, 2010 Duración: 87 minutos

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