Tim Pinks, un inglés en la piel de un Miura tras soñar con un toro parlante
GARA | IRUÑEA
El autor inglés Tim Pinks, asiduo del encierro y de las fiestas de San Fermín desde 1984, se mete en la piel de un Miura en el cuento titulado «Bullseye», que decidió escribir después de que, durmiendo después de una noche de juerga, soñara con un toro parlante que le pedía clemencia.
Pinks, nacido en Trípoli (Libia) hace 50 años y residente en Londres, afirmó en la presentación que no se considera un «guiri» y, de hecho, es buen conocedor de Iruñea y sus fiestas y es seguidor de grupos musicales locales como Barricada o Los Zopilotes. Fue hace años cuando, durmiendo tras una noche sanferminera, soñó que corría el encierro y, al llegar al callejón de la plaza de toros, un Miura le confesó que no deseaba morir y le pidió ayuda, aunque él solo pudo aconsejarle que se enfrentara a su destino.
Pinks, que ha sido corredor habitual de encierro hasta que, según reconoció, le entró el «miedo», decidió relatar la vida de ese toro y de sus hermanos en un libro en forma de cuento que ahora ve la luz tras varios años de trabajo. El libro relata, en inglés y en castellano, el camino de un toro de Miura desde la dehesa hasta la plaza de toros de Iruñea, pero contado desde el punto de vista del astado, en primera persona, de ahí el título, «Bullseye» (Ojo de toro).
Homenaje a los corredores
Este autodenominado «autor novel-fiestero viejo» aseguró que, para su sorpresa, quienes han leído la obra han opinado que es una historia bonita, alegre y triste al mismo tiempo, en el que el grupo de toros es conocedor de su destino, pero están contentos de ir a la capital navarra a correr el encierro. El cuento de Pinks incorpora elementos sorprendentes, como el hecho de que los toros permitan que se sumen al encierro algunos «corredores fantasma», espíritus de mozos fallecidos a lo largo de la historia de los sanfermines.
Pinks reconoció que dudó en incorporar esta historia a su cuento, al ser tan reciente el último fallecido en el encierro, hace tres años, aunque destacó que lo ha escrito «con cariño y amor a Pamplona» y ha confiado en que las familias de estas personas entiendan que se trata realmente de un homenaje a los corredores muertos en la carrera.
El escritor inglés mostró su admiración por los sanfermines, una fiesta «increíble», que, si no existiera y se intentara organizar ahora partiendo de cero, dijo, «Bruselas lo impediría».