Udate
Excombatientes intercambian turistas (y no balas) en Belfast
A pesar de lo que muchos podamos pensar no tienen que pasar generaciones para que se den grandes pasos en el proceso de reconciliación tras un conflicto armado. Belfast ha sido desde los años 70 del pasado siglo el principal exponente del conflicto entre dos comunidades, nacionalistas y unionistas.
Iñaki IRIGOIEN
En esa situación de división muchas veces lo único que intercambiaban ambas comunidades eran insultos e incluso balas pero ahora es mucho mas normal que intercambien otro tipo de mercancía; los turistas. Excombatientes, no todos expresos, de ambos lados del muro de la paz -como se conocía a la pared que separaba la nacionalista Falls road de la unionista Shankill road-, se pasan los turistas que quieren recibir de primera mano el relato de la experiencia de aquellos que en algún momento de los últimos 40 años domaron las armas y fueron parte del conflicto del norte de Irlanda.
Cualquiera que haya visitado Belfast en el pasado pero no haya vuelto en los últimos 15 años enseguida se dará cuenta de que las, en un tiempo, constantes patrullas policiales y militares se han visto sustituidas por no menos constantes oleadas de turistas, pero como nos aclara William Smith «nosotros tenemos un sector muy particular del mercado turístico que visita Belfast, ya que nosotros como excombatientes podemos contar la historia como nos pasó a nosotros. Hay gente que va en los autobuses, es su opción, pero nosotros ofrecemos un mejor servicio». Y cuando se refiere a «nosotros» esta hablando de Coiste y Epic, dos organizaciones en las que se agrupan excombatientes de una y otra comunidad.
Los miembros de Coiste son los encargados de organizar el tour y de que uno de los excombatientes nos espere en la parte baja de Falls road bajo un impresionante rascacielos en una ciudad donde los edificios de más de cuatro plantas son escasos. Jack Duffin, nuestro guía en el lado nacionalista, empieza su presentación con unas palabras en Gaélico para a continuación iniciar un repaso histórico con el que poner en contexto los lugares que vamos a visitar en los próximos minutos. El paseo se hace a un ritmo tranquilo y con numerosas paradas donde nuestro inusual guía turístico nos cuenta las historias de los lugares por los que pasamos. Falls road con sus murales políticos, y placas recordatorias de aquellos que perdieron la vida durante los años de conflicto en el bando republicano cobra otra dimensión cuando tienes la posibilidad de escuchar las explicaciones de alguien que ha vivido el conflicto desde dentro. Tras un recorrido que nos lleva a través de debates políticos, batallas, asaltos, muerte, destrucción, conflicto, negociación y acuerdo, llegamos al punto más esperado de la visita para muchos aquel en el que el grupo de turistas es conducido a una de las pocas puertas que se abre en el «muro de la paz» y que permite un acceso directo a la zona unionista de Shankill road. Es en ese momento cuando todos los presentes esperamos a ver como es la reacción de ambos guías turísticos a la hora de intercambio de turistas y la sorpresa es que se da con la mayor. Los dos excombatientes se saludan y se dan la mano con toda naturalidad y tras las correspondientes presentaciones se despiden. No existe foto del traspaso de turistas ya que si la escena se dio con naturalidad esta no estaba exenta de cierta tensión en la que ninguno de los dos guías parecía sentirse particularmente cómodo en el otro lado del muro y preguntar si podía sacar una foto me pareció innecesario, lo cual puede ser más una muestra de mi aprensión que de la suya. La verdad es que el día que elegimos para la visita era lo que se denomina un típico día de tiempo irlandés, es decir uno en el que la lluvia no puede faltar, y el grupo recibió con alivio la sugerencia de nuestro nuevo guía, William Smith, de irnos a tomar un té al club que los excombatientes de los grupos realistas UVF-Red Hand Comando tienen en el área. De camino al club empezamos a ver las primeras diferencias entre ambos lados del muro, empezamos a ver que en algunos lugares el borde de las aceras todavía conserva los colores azul, blanco y rojo de la bandera británica, algo que en la zona nacionalista hace tiempo que ha desaparecido.
Con el té en la mano nos sentamos ha hablar con William que tras una breve exposición en la que nos aclara su participación como miembro del UVF, preso, sindicalista, negociador, político y trabajador comunitario nos invita a preguntar lo que queramos: «no os preocupéis, no me voy a sentir ofendido». En una hora de charla tenemos oportunidad de hablar de la representación política de la comunidad unionista, el carácter sectario del conflicto, relaciones con la comunidad nacionalista, la influencia de los Orangistas...