El Tribunal Superior de Justicia del Pa�s Vasco (TSJPV) ha decidido anular el expediente sancionador impuesto por el Ayuntamiento de Bilbo a Txori Barrote y Kaskagorri, que durante dos a�os no han podido instalar sus txosnas en el recinto festivo de Aste Nagusia. Este fallo judicial, unido a una resoluci�n anterior que rechazaba de plano que la actitud de ambas comparsas hubiera resultado �lesiva para las v�ctimas�, que hab�a sido el argumento esgrimido para sancionarlas, desnuda el af�n censor que ha guiado en este tema al Consistorio y, sobre todo, el despotismo del alcalde, I�aki Azkuna.

Cuando se hizo p�blica la inhabilitaci�n de dos a�os, las comparsas ya advirtieron al primer edil de que no pod�a aplicar tal sanci�n, no solo por lo que subyac�a en el fondo de la misma, un ataque al modelo festivo de Bilbo y a la libertad de expresi�n, sino tambi�n porque legalmente no era posible. Ahora, el tribunal les ha dado la raz�n. Txori Barrote y Kaskagorri han sido objeto de una campa�a de persecuci�n, con un esperp�ntico informe de la Ertzaintza como arma principal y en cuyo origen est� la animadversi�n que siente Azkuna hacia todo lo que ellas representan. Su empecinamiento, dif�cilmente explicable para quienes trabajan por el buen desarrollo de las fiestas, dice mucho del car�cter inquisitorial del jeltzale, que en los �ltimos a�os ha protagonizado varios episodios de prepotencia y hostilidad hacia el movimiento social bilbaino. El derribo de Kukutza y la prohibici�n del Konpartsero Eguna son dos claros ejemplos de su forma de hacer pol�tica.

Precisamente, su trayectoria impide albergar esperanzas de que extraiga lecci�n alguna de lo ocurrido. Pero, al menos, el fallo impedir� que vuelva a cometerse una injusticia como la que han padecido dos comparsas muy arraigadas y cuya presencia es necesaria para que Aste Nagusia siga siendo lo que siempre ha sido y que algunos desear�an que no fuera: una fiesta especial, viva, nacida del pueblo y que se debe a �l.