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«La felicidad nunca viene sola» es una comedia romántica hecha para gustar

La nueva comedia de James Huth, escrita en colaboración con su mujer Sonja Shillito, tiene todos los ingredientes para arrasar en el mercado francófono, donde pretetende ser el relevo para la taquillera «Intocable». Falta por saber si en el exterior correrá una suerte parecida, aunque está el inconveniente de que el humorista marroquí Gad Elmaleh no es todavía tan conocido como allí. Hace de bohemio músico de jazz enamorado de una mujer separada y con hijos.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Siempre que nos llega un éxito de taquilla procedente del mercado francófono nos preguntamos por el trabajo previo de su director, cuyo nombre apenas resulta conocido. Acaba de pasar con Michel Hazanavicius y «The Artist», o con la pareja Nakache-Toledano e «Intocable». Pero James Huth tiene ya una trayectoria a sus espaldas y, casualmente, también ha dirigido a Jean Dujardin en «Brice de Nice» y «Lucky Luke». Trabaja en estrecha colaboración con su mujer Sonja Shillito, que escribe los guiones y está presente en los rodajes como supervisora.

Pero James Huth ha dado un cambio a su estilo cinematográfico con «La felicidad nunca viene sola», que es una comedia de inspiración realista o costumbrista. En sus anteriores realizaciones se mostraba mucho más alocado, con una clara tendencia hacia el fantástico, no digamos ya en la adaptación a imagen real del cómic de Goscinny.

Su primera intención era seguir en esa línea, ya que tenía entre manos un proyecto basado en «La marca amarilla», perteneciente a la serie de historietas creadas por Edgar Pierre Jacobs bajo el título genérico de «Blake & Mortimer». El problema fue que Alex de la Iglesia también andaba detrás de tan preciado material.James Huth es muy cinéfilo, y para su comedia romántica ha buscado influencias de Capra y Cukor, maestros del género a los que habría que añadir a Disney.

Los Aristogatos

Esta última referencia surge de «Los aristogatos», ya que la relación personificada por Gad Elmaleh y Sophia Marceau se corresponde en el mundo real con la que en los dibujos animados mantenían O'Malley y Duquesa con sus tres gatitos.

No en vano, el protagonista es un pianista de jazz, que al enamorarse de una mujer con tres hijos ha de replantearse la vida bohemia que llevaba. Para ella también supone una renuncia, ya que uno de sus dos exmaridos, el encarnado por François Berléand, amenaza con quitarle la custodia, al considerar que su nuevo novio no está preparado para la paternidad responsable. Una situación dramática que, sin embargo, provoca risas gracias a un ritmo de slapstick y una abundancia de gags físicos por parte la pareja estelar.

La comicidad de Gad Elmaleh

La publicidad de «La felicidad nunca viene sola» proclama la reunión entre la actriz preferida de los franceses y su cómico favorito. Y es que al otro lado de la muga el marroquí se ha hecho muy famoso con sus monólogos, aunque no es la primera vez que forma una gran pareja estelar, pues ya lo hizo hace seis años con Audrey Tautou en la comedia de Pierre Salvatori «Un engaño de lujo». Fue también entonces cuando Francis Veber le eligió para ser el Pignon de «El juego de los idiotas». Después ha venido el salto internacional, al ser dirigido por Woody Allen en «Midnight in Paris» y por Steven Spielberg en «Las aventuras de Tintín». También estará en «Mood Indigo», la adaptación que Michael Gondry propone de la novela de Boris Vian «La espuma de los días». M.I.

 

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