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Raimundo Fitero

Rostros

De repente se acumulan comparecencias judiciales, descargos o acusaciones, un enjambre de moscones que van poblando las ricas mieles de los informativos y que van dejando unas huellas de rostros que se convierten en estatuas de sal, o monumentos de cemento, o simplemente, parte de un espectáculo judicial y mediático que nos deja soliviantados por la capacidad de actuación en el peor sentido del término de algunos de los personajes más repudiables.

Las declaraciones finales de los encausados por el asalto y depredación de las arcas municipales marbellíes, forman parte de la historia reciente de la indecencia que, sacadas de contexto pueden formar parte de cualquier programa de vídeos raros, de sobreactuaciones, de delirios exculpatorios. Ver llorar a esos saqueadores no recompensa ni como venganza, sino que uno acaba convencido de que esos individuos están representando un papel inducido por sus abogados para intentar lograr la menor condena, y que la dignidad ni el decoro han formado nunca parte de su código genético, ni ético, ni circunstancialmente. Son chorizos de guante negro, sin escrúpulos, que están dando la nota televisiva, no judicial.

Pero un rostro que se nos ha incrustado en nuestras pantallas es el de ese cachorro de la Nuevas Generaciones del PP, Ángel Camorrero, que es acusado por la fiscalía cubana de homicidio por conducción temerario que produjo un accidente donde murieron dos de sus acompañantes, uno de ellos, precisamente Oswaldo Payá, conocido opositor al régimen castrista. Dicen que el lenguaje empleado reconociendo parte de culpa dejaba a las claras que no era libre para hablar ya que utilizaba sintaxis cubana. Muy finos andan los reaccionarios españoles. La cuestión es que siempre que hay mierda en algún país latinoamericano aparece por detrás alguien del PP. ¿Qué hacía ese tipo en Cuba? ¿Qué estaban tramando? ¿No es injerencia en un país soberano?

Esta nuestra galería de rostros de impacto, al que debemos añadir a Ruiz Mateos, una parodia de sí mismo, pero que todavía entra y sale de los juzgados con sus corbatas mileuristas. Ahora declarado en busca y captura, acusado nada menos que de estafa.

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