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El BCE empuja a Madrid al rescate total

Hace una semana, Mario Draghi declaró que el Banco Central Europeo (BCE) haría «todo lo necesario para sostener el euro», lo que se tradujo en una subida generalizada de las bolsas y la caída de la prima de riesgo española. Ayer, todo ese optimismo desapareció cuando el banquero italiano condicionó cualquier actuación de la institución que preside a que los estados pidan ayuda del fondo de rescate y, con la mirada puesta en Roma y Madrid, advirtió de que el BCE no puede sustituir a los gobiernos. De inmediato, las bolsas cayeron en picado y el diferencial de la deuda española volvió a dispararse.

Lo ocurrido, además de mostrar en qué irracionales y peligrosos parámetros se mueve hoy por hoy la economía mundial, es un indicador de la inconsistencia del Estado español, que está siendo sometido a un zarandeo constante, y del nulo margen de maniobra con que cuenta Mariano Rajoy, que ayer compareció junto al primer ministro italiano, Mario Monti, después de la intervención de Draghi. La expectación era máxima, y la única incógnita a resolver era si el presidente español anunciaría allí mismo que pedirá la intervención europea o si pospondría el mal trago a otro momento. Sin embargo, en un ejercicio de surrealismo, el líder del PP encontró buenas noticias donde nadie las había visto, y negó la evidencia, limitándose a señalar que su Gabinete seguirá haciendo lo mismo que ha hecho hasta ahora. Algo más conciso y bastante más sincero fue el mandatario italiano, quien admitió que tendrá que estudiar si su país debe recibir nuevas ayudas.

El escapismo de Rajoy no tiene recorrido. Quizá a él le resultara reconfortante oír que el euro es irreversible, pero lo que hizo ayer Mario Draghi fue empujar al Estado español al rescate total. Al acabar la rueda de prensa en la Moncloa, la prima de riesgo alcanzaba los 590 puntos básicos, y el interés de los bonos, el 7,15%. Son niveles insostenibles a medio plazo, y si el BCE, en el que Madrid tenía depositadas todas sus esperanzas, ha renunciado a comprar deuda en las actuales condiciones, el destino de la economía española está sellado.

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