La legalización del aborto quedó postergada en Uruguay por falta de mayoría parlamentaria, pero la realidad va más rápido que las leyes y esta práctica se generaliza en el país al igual que en otros en América Latina mediante el uso de un medicamento para úlceras, el misoprostol, que en el 97% de los casos logra la interrupción del embarazo sin ningún problema. Hospital Pereira Rossell.

Sin esperar a la legalización, los obstretas del Hospital Pereira Rossell, la mayor maternidad del país, pusieron en marcha un sistema de asesoramiento a mujeres que quieren abortar y lograron hacer desaparecer las clínicas de aborto clandestinas. Legalmente, los ginecólogos y obstetras no pueden recetarlo, pero habitualmente lo indican a quienes quieren abortar.